Entre la vida y la muerte: el drama juvenil de Netflix que mezcla el romance con lo paranormal
Joey King (El stand de los besos) es la protagonista del drama donde una joven fotógrafa trata de contactarse con su novio, luego de que este muere en un accidente y ella siente que continúa a su lado.
Su carrera incluye el rol de Gypsy de la serie The act y el de Ramona de la cinta Ramona and Beezus, pero Joey King siempre será recordada como la vivaz Elle de El stand de los besos de Netflix. Servicio al que retorna con Entre la vida y la muerte.
Y si al encarnar a Elle Evans enfrentó el romance desde la comedia, en la película que debuta mundialmente en la plataforma -luego de estrenarse en EE.UU. por Paramount+-, King debe confrontar la cara más dramática del amor.
Porque bajo la dirección de Arie Posin ella se convierte en Tessa, una joven amante de la fotografía que debe asumir de manera inesperada la pérdida cuando, como lo muestra la escena inicial del largometraje, un automóvil la embiste.
Pero la chica no es la única víctima del accidente, ya que su novio, Skylar (Kyle Allen), también recibe el fuerte impacto. Y mientras este último resulta muerto, Tessa queda gravemente herida y debe ser operada del corazón.
Sin embargo, algo más se revela en los minutos iniciales: el espíritu de Tessa abandona por segundos su cuerpo y divisa una iluminada figura de Skylar, que luego desaparece en el aire. En el primero de varios momentos paranormales de la cinta.
Un aspecto que es esencial de su trama, como lo es también el viaje de su narración entre el pasado y el presente. Como cuando el relato deja el hospital en que está la protagonista y se traslada 182 días atrás, cuando ella conoció a Skylar.
El encuentro entre Tessa y Skylar
El día en que Tessa deja la casa que comparte con sus padres adoptivos, Mel (John Ortiz) y Vickie (Kim Dickens), acompañada por su antigua cámara Olympus. Para, después de tomar varias fotografías, ir al cine local a ver Betty Blue.
Pronto descubre que la cinta francesa no tiene subtítulos y se lo hace notar al encargado, sin mayor respuesta. Ante lo que el otro único espectador -que más tarde se sabrá es Skylar-, se sienta junto a ella y comienza a traducirle los diálogos.
Desde aquí el filme lleva al presente, cuando Tessa comienza a sospechar que algo extraño sucede a su alrededor y que podría estar relacionado con el estado de “en medio” en que quedarían algunas almas tras una muerte traumática.
Algo que llevará a la chica a tratar de contactar a Skylar, quien todavía estaría junto a ella, con la ayuda de su mejor amiga Shannon (Celeste O’Connor), luego de que esta es testigo de un sobrenatural suceso en medio de un gimnasio.
Así, marcado por los flashbacks y sucesos paranormales -que lo emparentan bastante con Ghost, la sombra del amor-, el largometraje desarrolla una narración donde los jóvenes sufren por amor, pero de una forma menos melodramática.
Porque si bien por momentos Entre la vida y la muerte cae en lo predecible y empalagoso, la mayor parte de su metraje desarrolla una seductora historia anclada en el romance, que posee buen ritmo y una bella fotografía.
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