Llevaba casi una década y media en el mundo del cine, cuando el mexicano Manolo Caro tuvo la oportunidad de incursionar en una serie con La Casa de las Flores. El éxito de Netflix que le abrió las puertas a Érase una vez… pero ya no.
La nueva apuesta para la plataforma del director y productor tapatío hecha en España, donde antes él ya había dado vida a la miniserie de suspenso Alguien tiene que morir, y que nuevamente tiene al humor como un ingrediente clave.
Pero ya no con el drama como principal compañía, sino que con el musical como la guía de seis episodios protagonizados por un gran elenco, que incluye al colombiano Sebastián Yatra y la chilena Daniela Vega.
Todos los que son parte de un reinventado cuento de hadas que se ambienta en un pueblo español. “Un lugar muy cercano”, como lo describe su narradora, donde hace muchos años vivía el joven Diego (Yatra).
Quien amaba y era amado por Soledad (Mónica Maranillo), la princesa local. Pero como él era un simple pescador, su relación no era bien vista por la tirana y despiadada reina Fátima (Mariola Fuentes), quien decidió separarlos.
Algo que, a pesar de su renuencia, fue apoyado por la reina mexicana Dolores (Mariana Treviño), madre de Soledad. Pero para evitar ser separados, Diego recurrió a la ayuda de la bruja local (Vega), quien efectuó un peligroso hechizo.
Entre hechizos, romances y reencarnaciones
Un conjuro que involucró a un pequeño dragón azul que haría que Soledad no se enamorara de nadie mientras él se iba a la guerra. Pero el destino fue cruel y Diego murió, condenando a todo su pueblo a nunca volver a amar.
Una sentencia que cayó sobre sus habitantes y se repitió siglo tras siglo hasta hoy, cuando el castillo es el hotel La Soledad. El cual dirige Mamen (Rossy de Palma), sacando provecho al cuento de los enamorados y exhibiendo al dragón.
Pero se aproxima la noche de luna rosa y el fin del hechizo si es que Maxi, la reencarnación del pescador, halla a tiempo a su princesa. Lo que tal vez se concrete, ya que aparece Juana (Nia Correia), la viva imagen de Soledad.
Lo que casi todos ignoran es que con el paso de los años se tergiversó el retrato de ella y que, como se sospecha, la verdadera princesa es Goya, amiga de Maxi e hija de Lola, la camarera, que como ecologista busca liberar al dragón.
Así, en medio de confusiones, enamoramientos y reencarnaciones -con Vega como bruja y cantante-, Érase una vez… pero ya no ofrece una narración marcada por el juego entre pasado y presente, con un medioevo en que existen videos.
Donde además son claves las baladas de Miguel Bosé, Ana Gabriel y Fangoria. En una amena, pero arriesgada apuesta de Caro, que no logra el nivel de La Casa de las Flores y sufre por un guión débil y algunas actuaciones algo precarias.