La realidad sin tapujos ni moralina. Provocadora pero no por efectismo, sino por retratar sin filtro la vida de los adolescentes de hoy, al menos la de una parte de la Generación Z. Así es Euphoria, la serie de HBO que está dando que hablar y seria rival en calidad de producciones como Years and Years y Big Little Lies.
Es un retrato profundo, creado y dirigido por Sam Levinson (quien se basó en la serie israealí homónima), que trata de abordar problemas juveniles, pero también sus causas.
Los conflictos de identidad, hipersexualización, uso indiscriminado de drogas y alta exposición a las redes sociales son algunos de los que se tocan en esta serie que ya aseguró una segunda temporada.
Dos amigas y sus compañeros
Es el personaje de Rue (Zendaya, joven actriz de inmenso talento) —una chica que vuelve al colegio después de haber pasado por un tratamiento de desintoxicación— el que conecta su vida y la de un puñado de compañeros, todos atribulados por alguna razón, sea una relación de pareja abusiva, el cyberbullying o el despertar sexual.
Euphoria cautiva por las historias que presenta, demoledoras y atractivas en partes iguales, como la de Jules (interpretada por la encantadora Hunter Schafer), una chica trans atormentada y vulnerable que se convierte en inseparable de Rue.
También, por su factura, una de las más logradas y efectivas del último tiempo, tan realista como ensoñada. Está tan bien hecha e hilada que es capaz de mostrar lo que está haciendo una decena de personajes en un parque de entretenciones, todo en una sola escena.
Para qué hablar de la banda sonora, que contextualiza con acierto cada momento de los ocho episodios y que trae a la memoria joyas en la voz de Madonna, ANOHNI, Beyoncé, Drake (que también es uno de los productores de la serie), Blood Orange y Rosalía, entre otros.
Para los más jóvenes, Euphoria es la oportunidad de verse retratados, de identificarse (o no) y de percibir que el nuevo milenio trajo cosas buenas, como la empatía y la autenticidad, y otras no tanto.
Para los adultos, es la opción de recordar sus errores y aciertos de juventud, y de entender cómo viven algunos adolescentes hoy, con similitudes y diferencias respecto de generaciones pasadas.
100% recomendable para todo tipo de público (bueno, salvo para los niños y los muy puritanos, que podrían espantarse).