La actriz estadounidense Jennifer Garner retorna al papel de madre y a Netflix, después de sus cintas originales El proyecto Adam y ¡Hoy sí!, con una nueva comedia: Familia revuelta.
El título hecho también para la plataforma con que Garner además se reencuentra con otro apartado fílmico que ha sido parte de su carrera: las películas sobre cambio de cuerpos.
Una categoría famosa por producciones como Un viernes de locos -en sus diferentes versiones- y Quisiera ser grande, con Tom Hank, a la que ella aportó Si tuviera 30 en 2004.
Para ahora reencontrarse con los intercambios corporales en la nueva realización dirigida por McG, que reinterpreta el libro Bedtime for mommy, de Amy Krouse Rosenthal.
Donde interpreta a Jess, una ocupada madre y profesional que experimentará junto a su marido e hijos una complicada e inesperada situación, en plena temporada navideña.
La que llevará al espectador a través del humor y el absurdo de una narración sin freno, que logra refrescar el género sobre transformaciones repentinas, dando varias lecciones de vida.
El gran cambio para los Walker
En una trama que se ambienta en la ciudad de Los Angeles de hoy, cuando la familia Walker visita el planetario de la ciudad para ser testigos de una alineación planetaria.
Un paseo donde conocen a una mujer que claramente tiene relación con lo que experimentarán Jess, Bill (Ed Helms) y sus hijos CC (Emma Myers) y Wyatt (Brady Noon).
Cuando descubren que cambiaron de cuerpo justo cuando todos tienen un compromiso clave, partiendo por Jess y la cita de trabajo que podría hacerla socia de la oficina de arquitectos.
Mientras su hija debe demostrar que es la mejor en el soccer -o simplemente fútbol-, ya que un seleccionador de talentos va a estar en un partido de su equipo de la secundaria.
Y Wyatt, su inteligente, pero poco popular hijo, tiene una reunión para poder entrar a Yale, y el padre de familia tiene la oportunidad de presentarse con su grupo de rock amateur.
Sin olvidar al bebé Miles, que intercambió cuerpo con el perro Pickles, ni a Rolf (Matthias Schweighöfer), el vecino que los ayudará mientras los Walker lidian con el desastre.
Al mismo tiempo que reciben varias lecciones sobre relaciones padre e hijo y el público disfruta de una película que logra hacer pasar un buen momento a grandes y chicos.