Frutos del viento: el intenso e inquietante nuevo thriller de Netflix
Lily Collins, Jason Segel y Jesse Plemons son los protagonistas de la nueva película de suspenso de la plataforma, donde un desconocido secuestra a una pareja en su propia casa de descanso.
En el universo de Netflix, el nombre de Lily Collins estará por siempre ligado al de la exitosa serie Emily en París, donde ella interpreta a su vivaz protagonista. Un rol bastante contrario al que la actriz encarna en Frutos del viento, la nueva película de la plataforma.
Una cinta que apuesta por el suspenso y donde Collins es dirigida por primera vez por su esposo, el realizador y guionista Charlie McDowell, quien creció en el mundo del cine por ser hijo de los actores Malcolm McDowell y Mary Steenburgen.
Un thriller psicológico de reducido elenco, que también incluye los nombres de Jason Segel (¿Cómo sobrevivir a mi ex?) y Jesse Plemons (El poder del perro), los que ya habían trabajado con McDowell en su anterior cinta, The discovery.
Quienes ahora forman parte de un relato que poco a poco va involucrando al espectador en un juego en que el peligro crece a medida que se suman los minutos a su hora y media de metraje, donde el peso de la narración recae en tres personajes.
El primero de los cuales es un hombre de unos cuarenta y tantos años de edad (Segel), de apariencia humilde y del cual nunca se sabe el nombre -al igual que del resto de los protagonistas-, al que se conoce en una bella casa junto a un naranjal.
Donde observa el paisaje y toma un jugo para luego comenzar a buscar algo de valor en las habitaciones y muebles que hay en el vivienda, dejando en claro que no es el dueño de la cuidada propiedad y solamente está ahí para robar.
Una convivencia forzada
Pero el ladrón es sorprendido por la llegada de sus dueños, una joven pareja (Collins y Plemons) que no siempre visita el lugar y que, como se sabe después, está allí luego de que él -un millonario genio tecnológico- pospusiera un compromiso.
Ante lo que el intruso trata de no ser visto y escapar del lugar, hasta que ella lo encuentra repentinamente. Esto lo lleva a intimidar al matrimonio y a encerrarlo en el sauna que está en el patio para luego abandonar la propiedad.
Sin embargo, antes se deshace de los celulares de sus víctimas y un arma que encontró en un velador, y huye con el dinero y las joyas que reunió. Aunque algo inesperado interrumpe su fuga: una cámara en un árbol que lo enfoca a él y su auto.
Ante esto, vuelve a la casa y descubre que la pareja ha escapado, por lo que los busca y persigue con el revólver que recuperó, hasta que los reduce y se inicia una negociación para obtener más dinero en efectivo, por el que deberá esperar.
Esto obliga a secuestrador y cautivos a compartir algunas horas. Una convivencia marcada por la tensión y revelaciones que permiten conocer algo más sobre los personajes, en especial sobre el manipulador y egoísta dueño de casa.
En el inicio de los momentos más tensos de Frutos del viento, que deriva en una conclusión impactante, marcada por lo inesperado y una violencia que aparece en el último momento. Donde además es clave el sólido desenvolvimiento del pequeño elenco.
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