Ginny y Georgia: la nueva serie de Netflix que apuesta por el drama madre e hija
Una pequeña ciudad de Nueva Inglaterra es el escenario de esta serie muestra los conflictos y alegrías que enfrentan una joven mamá y su quinceañera hija.
Hace dos décadas, las tristezas y alegrías de una joven madre y su hija quinceañera, en una apacible localidad de Nueva Inglaterra, conquistaron a los televidentes de Gilmore girls. Hoy, otra treintañera y su hija adolescente buscan seducir a la audiencia en Ginny y Georgia.
El nombre de la nueva serie original de Netflix que, de forma similar a como lo hizo el espacio con Lorelei y Rory Gilmore, comparte con el espectador las vivencias de Georgia y Ginny Miller en la ficticia ciudad de Wellsbury, también ubicada en Nueva Inglaterra.
Similitudes que se suman a que la nueva producción también mezcla comedia y drama -un dramedy, como le dicen en inglés-, aunque apueste un poco más por el último género, para abordar temas como la discriminación y los trastornos emocionales de los jóvenes.
Sin embargo, la acción de Ginny y Georgia se inicia en otra región de Estados Unidos, específicamente en Texas, donde la quinceañera Virginia “Ginny” Miller (Antonia Gentry) asiste a una secundaria hasta que una grave noticia altera su tranquilidad.
Su padrastro murió en un accidente automovilístico, ocasionado, como se sabe después, por un infarto y dejó viuda a su joven mamá Georgia (Brianne Howey), y también como única heredera de su fortuna, hecha gracias a una cadena de locales de yoga.
Para dejar atrás esta tragedia, Georgia y sus hijos, Ginny y el pequeño de 9 años Austin (Diesel La Torraca), se trasladan a la tranquila ciudad de Wellsbury, en Massachusetts, donde esperan finalmente echar raíces, tras una vida mudándose cada cierto tiempo.
Nueva casa y nuevas relaciones
Una vez instalados en su gran casa, en uno de los barrios más tranquilos de la acomodada localidad, cada uno de los integrantes de la familia comienza su nueva vida. Con Georgia siendo la primera en entablar amistad con su amable vecina Ellen (Jennifer Robertson).
Por su parte, Ginny se integra a la secundaria local, donde con sus ideas llama la atención de Maxine (Sara Waisglass), quien decide que la recién llegada será su amiga, haciéndola parte del grupo que también integran Abby (Katie Douglas) y Norah (Chelsea Clark).
Pero eso no es todo, ya que el romance también aparece rápidamente en sus existencias. Ginny se siente muy atraída por Marcus (Felix Mallard), el hijo mayor de Ellen y hermano de Maxine, mientras en el colegio se hace novia de Hunter (Mason Temple).
En tanto Georgia, quien arrastra un conflictivo pasado -como se ve en flashbacks sobre su adolescencia-, comienza una relación laboral y afectiva con el alcalde Randolph (Scott Porter), y entabla amistad con el dueño de un café local, Joe (Raymond Ablack).
Pero a diferencia de la más edulcorada Gilmore girls, la nueva serie de Netflix pone algo de oscuridad a su relato. Con personajes afrontando la depresión y la autoagresión, y Georgia recurriendo al fraude y el robo para sobrevivir, luego de que su impugnan su herencia.
Lo que puede alejar a Ginny y Georgia de quienes busquen una serie de tono más familiar, pero que al resto del público ofrece, a lo largo de sus 10 episodios, una convincente historia sobre crecimiento, aprendizaje y cambio, bien realizada y con buenas actuaciones.
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