Para el público francés el nombre de Julien Leclerq ya se relaciona con el género de la acción, por sus películas L’assaut (2011) y Lukas (2018). Un vínculo con ese apartado fílmico que el director reafirma con su primera cinta para Netflix: Guerra en el aserradero.
Y como su título lo revela claramente, el ingrediente esencial de este largometraje es la acción con grandes dosis de suspenso, cuya trama se desarrolla en medio de un bucólico bosque galo.
En este lugar Saïd (Sami Bouajila) maneja el aserradero que heredó de su suegro en compañía de su hija sordomuda Sarah (Sofia Lesaffre), donde da trabajo a un grupo que incluye a hombres que alguna vez tuvieron problemas con la ley.
Entre ellos se cuenta Yanis (Samy Seghir), joven que estuvo en la cárcel por un crimen menor y quien pone en marcha la trama del filme, luego de que acepta hacerle un favor a su medio hermano Mehdi (Reoduanne Harjane): esconder un automóvil en el aserradero.
Pero este no es cualquier auto, ya que en su interior oculta cocaína que Mehdi y sus secuaces robaron en la estación de policía local, sin devolverla después a su verdadero dueño, el capo mafioso Adama (Eriq Ebouaney).
Después de que Saïd descubre al auto y la droga en su serrería, intenta llegar al cuartel policial, pero aborta el viaje al descubrir que Adama y sus hombres van en camino a su empresa. Desesperado, llega antes y se prepara para defender con todo a su hija.
Un filme pleno de acción
Con esto se inicia el imparable ritmo del relato, donde el maduro padre, que hace poco vendió la maderera por una enfermedad, hace gala de una sangre fría y un manejo de las armas que solo se explica por la desesperación que enfrenta.
Del otro lado de este “combate” se encuentra el impasible Adama y una decena de sus secuaces que llevan ametralladoras. Pero este escenario casi imposible de contrarrestar es confrontado por Saïd, mientras Sarah y Yanis huyen por el bosque.
Así, en medio de un escenario mínimo, entre los árboles y bajo un cielo amenazante, Leclerq va dibujando una agresiva historia de supervivencia, donde un hombre llega hasta las últimas consecuencias para defender a su hija y su lugar de trabajo.
Una desesperada crónica donde las palabras pasan a un segundo lugar y las reemplaza con ataques, disparos y muertes, y donde el lapso final -de una hora y 20 minutos de duración- no da tregua al espectador.
Esto hace de Guerra en el aserradero una película solo para verdaderos amantes de los géneros de la acción y el suspenso, con una precisa y sombría ambientación y donde destaca la actuación de su protagonista, el actor franco-tunecino Sami Bouajila.