Ese huracán llamado Dark arrasa con todo a su paso, provocando incluso que otras buenas series alemanas pasen desaparecibidas para muchos, como ocurrió con How to sell drugs online (fast).
Con ese título largo se estrenó el año pasado esta comedia adolescente de humor negro, que pese a que no fue un hit sí tuvo buenas críticas.
Si la justica existe, ahora debería ser su revancha, con el estreno en Netflix de su segunda temporada, que es tanto o más buena que la primera.
Tiene todo para pasar a forma parte de tu lista de series favoritas: grandes personajes, una narrativa novedosa con ritmo vertiginoso, una banda sonora para darle play una y otra vez y, sobre todo, una historia insólita, que junta una startup a lo Silicon Valley con narcotráficantes albanos.
Es la de Moritz Zimmermann (Maximilian Mundt), un adolescente que pasó de ser un nerd de la computación al mayor traficante online de éxtasis de toda Europa. Y eso sucedió prácticamente de la noche a la manaña.
¿Cómo pasó eso? Como ocurren muchos grandes proyectos: tras un quiebre amoroso. Para tratar de recuperar a Lisa (Lena Klenke), quien terminó su relación con Moritz tras pasar un año en EE.UU., él decide convertirse en el chico que ella que ella quiere. O en el que él supone que ella quiere.
Para eso decide crear junto a su mejor amigo Lenny (Daniel Kember), otro nerd que apenas sale de su habitación, MyDrugs, una empresa de venta online de MDMA, a la que pronto se suma otro socio, Daniel (Damian Hardung), el chico guapo pero no tan listo de la clase.
El subidón de MyDrugs
En la segunda temporada de How to sell drugs online (fast) el negocio ilegal de Moritz y sus amigos va al alza. Desde su habitación facturan millones de euros con la venta online de éxtasis y no hay nadie que les haga competencia.
Mortiz está viviendo su sueño, el de ser una versión europea y con espinillas de Steve Jobs y tener reconocimiento, pese a que los creadores de la startup permanecen en el anonimato.
Pero el éxito no dura para siempre y pronto el negocio empieza tambalear. Y es que por más que crean estar en Silicon Valley, la realidad es que viven en un pequeño pueblo alemán y tienen los mismos problemas e inseguridades que cualquier otro adolescente: desde cuidar las relaciones con sus novias hasta sacar buenas notas en biología.
Por si fuera poco, deben lidiar con la presión de sus peligrosos socios holandeses y con un grupo de traficantes albanos amigos de Buba, su primer proveedor de drogas.
Una historia improbable que parodia el exitisimo de Silicon Valley con un humor oscuro, muy alemán -basta ver las frases de éxito que suelta Moritz al espectador, los beatles a los Steve Jobs que usa y las reuniones en restaurantes caros- y lo entremezcla con una mirada a los problemas juveniles y las drogas mucho menos trágica que otras series adolescentes, como Euphoria.
Ojo, que en How to sell drugs online (fast) también hay drama, pero se abordan de una manera divertida e ingeniosa, con una narración full tecnológica, con los códigos de programación y las conversaciones de WhatsApp desplegadas en la pantalla. Todo muy millenial.
Si a ese le sumas unos capítulos cortos -seis en total, de 30 minutos promedio-, que se ven de una sentada, un ritmo vertiginoso y una grandiosa actuación de Mundt como un histérico emprendedor, ya tienes una de las series europeas más recomendables. Que Netlix confirme su tercera temporada ya.