Después de una especie de apocalipsis, la raza humana parece haber desaparecido, si no fuera por un laboratorio lleno de embriones listos para nacer y de una niña, todos a cargo de una amorosa y preocupada robot que se hace llamar Madre. Ese es el argumento central de I Am Mother, filme de ciencia ficción que llegó a Netflix y que sorprende por su calidad.
Todo transcurre con tranquilidad hasta que a ese lugar, impoluto y clínico, llega una mujer, quien hace dudar a la niña, ya convertida en adolescente, respecto de la conveniencia de seguir obediente a esa mamá robótica que le ha inculcado valores como la ética y la racionalidad.
Dos cosas surgen de esta trama: la rebeldía de la adolescencia (¿quién no se ha sublevado frente a la figura materna a los 15 o 16 años?) y la posibilidad de que en un futuro cercano los humanos seamos criados y “mejorados” por la inteligencia artificial.
La película se desarrolla con un ritmo apropiado, tiene diálogos acertados, en su mayoría, y mantiene el suspenso hasta el final, lo que hará que los espectadores no se despeguen de la pantalla hasta saber qué pasa.
Actuaciones de lujo
Respecto de las actuaciones, la de Hilary Swank como la extraña que llega a revolver el gallinero es sólida como siempre, a pesar de que hace rato no la veíamos en pantalla. Cómo olvidar su rol protagónico en Million Dollar Baby, que le hizo ganar un Oscar.
La que sí sorprende es la joven actriz danesa Clara Rugaard, quien interpreta a la hija de la robot. No cabe dudas de que escucharemos mucho más de ella en el futuro.