Vanessa Hudgens nunca podrá dejar atrás el papel de Gabriella Montez, de High school musical, pero gracias a la cinta Intercambio de princesas y su secuela agregó no uno, sino tres roles con que ser reconocida: Stacy De Novo, Margaret Delacourt y Fiona Pembroke.
Los cuales son, respectivamente, una pastelera estadounidense, la heredera del reino de Montenaro y la aristócrata, pero desinhibida prima de esta última, quienes comparten una cualidad: son físicamente idénticas, aunque muy diferentes en estilo y personalidad.
En cuya primera película se mostró cómo Stacy y Margaret decidían intercambiar de lugar, conociendo respectivamente al amor de sus vidas en las figuras del príncipe Edward (Sam Palladio) y el amigo y ex socio de la primera de ellas, el padre soltero Kevin (Nick Sagar).
Para en la segunda cinta tener que enfrentar a la rubia Fiona y su plan de tomar el lugar de Margaret para convertirse en reina y así obtener parte de su fortuna. Una maquinación donde contó con la colaboración de Mindy (Florence Hall) y Reggie (Ricky Norwood).
Sin embargo, todo eso quedó en el pasado y ahora ellas retornan en una tercera cinta de Netflix, también dirigida por Mike Rohl, donde deben unirse para recuperar una reliquia que prestó el Vaticano a la actual Reina Margaret para su celebración navideña.
El robo que desencadena la acción
La que se llama La Estrella de la Paz y perteneció a San Nicolás, y al inicio del relato fílmico el emisario especial de la Santa Sede, el Cardenal Aked Amoah ( Femi Elufowoju Jr.) se la entrega a la soberana, en medio de un amplio operativo de seguridad.
Sin embargo, la valiosa pieza no alcanza a estar mucho tiempo en el Museo Real de Montenaro, ya que esa misma noche la roban desde el recinto y la policía no encuentra ninguna pista sobre los ladrones, como se lo comunican a unas afligidas Margaret y Stacy.
Las cuales dejan de lado la organización de la celebración navideña internacional para pensar que hacer para recuperar la reliquia, llegando a la conclusión de que solo hay una persona capaz de ayudarlas: Fiona, quien paga por su intento de suplantar a su prima.
Así, luego de conseguir unos días de permiso de su condena, haciendo servicio comunitario en un orfanato, ella y sus secuaces se acomodan en el palacio de Montenaro, mientras idean un plan para recuperar la Estrella de la Paz. El cual involucrará a otra figura.
Su nombre es Peter Maxwell (Remy Hii), un viejo “amigo” de Fiona que además de ser de la aristocracia es también un hacker perfecto, por lo que rastrea el tipo de droga que usaron los criminales para dormir a los guardias y llega a quien con seguridad está detrás del robo.
Fiona como el eje del relato
Él es el magnate Hunter Cunard (Will Kemp), un amante del arte que ese fin de semana realizará su habitual evento navideño. Momento ideal para recuperar la joya del Vaticano volviéndola a robar, con Fiona como el señuelo por haber tenido cierta relación con Cunard.
Una estrategia arriesgada donde también está involucrado Frank (Mark Fleischmann), el hombre de confianza del Príncipe Edward (Sam Palladio), y luego sumará a Margaret, cuando deba transformarse en otra perfecta Fiona para engañar al magnate.
Lo que convierte a la audaz prima en el eje del relato, no solo visual sino que también narrativamente, ya que la trama también revela el conflicto familiar que arrastra con su madre -quien nunca tuvo tiempo para ella-, y la enfrenta al romance en la figura de Peter.
En un tercera cita con la conocida mezcla de comedia, romanticismo e intercambio de personalidades, a la que se le agregan nuevos ingredientes para renovar el interés del público por la saga navideña, como son algo de suspenso criminal y espionaje.
Lo que hace de Intercambio de princesas 3 un entretenido retorno al Reino de Montenaro, una vez más enmarcado por una recargada decoración navideña, que adicionalmente se convierte en un título para sumar a una próxima y festiva maratón con el sello de Netflix.