Aunque fue parte de películas como Proyecto Géminis y Aves de presa en adrenalínicos papeles, hasta el momento Mary Elizabeth Winstead no había encarnado a la figura principal de una película de acción. Algo que definitivamente hoy cambia con Kate.
El largometraje original de Netflix, dirigido por el francés Cedric Nicolas-Troyan (El cazador y la princesa de hielo), que lleva al espectador por un violento viaje que tiene como escenario Japón, donde la estadounidense Kate trabaja como asesina a sueldo.
Una “profesión” que realiza bajo la guía de Varrick (Woody Harrelson) desde que era casi una niña y quedó huérfana. Y cuyo próximo trabajo, bajo el nombre clave de Seasonal, la lleva a Osaka, donde debe concretar una misión para la que han esperado siete años.
En la cual debe eliminar a un hombre en el puerto de esa ciudad, que más tarde se sabe que se llama Kentaro. Pero al momento de ejecutarlo, Kate o Seasonal duda en apretar el gatillo de su arma, ya que él llega acompañado por una niña que claramente es su hija.
A pesar de la duda, ella ejecuta la misión, pero 10 meses más tarde todavía ese momento la persigue y la ha llevado a tomar una importante decisión: abandonar su trabajo y tratar de vivir como una persona normal, como le asegura a Varrick.
Sin embargo, el retiro solo lo podrá concretar luego de matar a una importante capo de la yakuza, o mafia nipona. Pero horas antes de la misión, tiene una apasionada cita con un desconocido en la que bebe vino sin sospechar que esa noche sellará su destino.
La sentencia de muerte que activa la acción
Algo que descubre cuando está a punto de eliminar al jefe del clan Kijima y comienza a sentirse extraña. Esto no solo afecta su puntería y no puede eliminar a su objetivo, sino que la lleva a protagonizar un grave accidente que la envía a un hospital de Tokio.
Aquí es donde un médico, que para suerte de ella y el público habla inglés, le comunica que sufre de Síndrome de Radiación Aguda, ya que alguien le suministró Polonio-204 -como Kate infiere- y le queda un día de vida. El que ella decide usar para cobrar venganza.
Y lo hace rastreando a Kijima y sus hombres, ya que, como averigua con el desconocido que le dio el vino, el capo estaría detrás de su sentencia de muerte por asesinar a su hermano Kentaro. Desde ese momento Kate inicia su búsqueda cueste lo que cueste.
Así, primero llega al club donde se reúnen los criminales, en que liquida a más de una docena de hombres gracias a sus habilidades con las pistolas y armas blancas, junto a la lucha cuerpo a cuerpo, y averigua la manera de dar con el paradero de Kijima.
Esta es a través de su sobrina Ani (Miku Patricia Martineau), quien coincidentemente es la niña por la que casi aborta la misión en Osaka. La misma que hace su prisionera, pero que después transforma en protegida cuando un consejero del mafioso quiere eliminarla.
Lo que lleva a Kate, Ani y lo que queda de película a un juego del gato y el ratón por las calles de Tokio, donde también son protagonistas sangrientas escenas de acción, en medio de postales turísticas de la ciudad, con sus baños públicos y calles iluminadas por neones.
Siempre con Mary Elizabeth Winstead como el eje de la cinta, a pesar de que los diálogos más largos de Kate no están reservados para ella, confirmando su capacidad para transformarse en figura de acción, coincidentemente uno de los géneros más exitosos de Netflix.