Cualquier cosa por el rating. Nunca antes esta frase había adquirido tanta veracidad como con en el documental de Netflix Killer Ratings. Una serie de siete episodios que muestra el caso de Wallace Souza, un animador de la TV brasileña acusado de cometer crímenes y asesinatos con tal de subir la audiencia de su programa.
Souza, un ex policía con carisma, se transformó en reportero y llegó a conducir Canal Livre en la televisión de Manaos, la capital del estado de Amazonas. En ese programa presentaba, con inigualable crudeza y sensacionalismo, crímenes que se cometían a diario en la ciudad.
Él y los otros reporteros del espacio llegaban antes que nadie a las escenas del crimen, mostrando redadas policíacas y hallazgos escalofriantes, aumentando cada vez más el rating del programa, mientras despotricaba al aire contra el narcotráfico y otras lacras, lo que lo transformó en una especie de defensor del pueblo, un héroe y, luego, en diputado.
Pero de a poco fueron surgiendo pruebas y testimonios que lo involucraban con una red dedicada a delinquir y matar para presentar esos casos en el programa. Además, según las investigaciones esa red comenzó a eliminar a los reyes del narco de la ciudad para tomar su lugar y aprovechar de hacer fortuna con ese ilícito.
Certezas y dudas
Sin ánimo de spoilear, el documental presenta también las dudas que surgieron respecto de estas acusaciones, un caso policial que queda medio trunco y que, por lo tanto, provoca un efecto interesante sobre todo en el caso de los documentales: es finalmente el público el que se forja su opinión y opera como una especie de jurado.
Esta docuserie es un interesante registro, bien documentado y lleno de testimonios que aportan puntos de vista variados y datos esclarecedores, que cuestiona los límites éticos de los medios, de la prensa y de los comunicadores,