Aunque en el reciente Halloween los disfraces de guardián de El juego del calamar desplazaron a los overoles rojos de los asaltantes españoles, La Casa de Papel siempre conservará su sitial como un fenómeno de popularidad dentro de la crónica de Netflix.
El cual comenzó a forjarse a fines de 2017, cuando el servicio de streaming adquirió la serie y su fama comenzó a crecer por el mundo gracias a la atrapante historia sobre los ladrones liderados por El Profesor (Álvaro Morte) y su asalto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
Pero toda narración llega a su fin y ya son parte de la plataforma los cinco episodios que cierran la cronología que se inició con el atraco original del primer ciclo. El que conquistó a las audiencias e inspiró a su creador, Álex Pina, a idear el robo al Banco de España.
El mismo lugar en que las anteriores emisiones de su última entrega mostraron a los integrantes de La Resistencia dispuestos a todo para concretar su plan, en nombre de la asesinada Nairobi (Alba Flores) y en compañía de la recién llegada Lisboa (Itziar Ituño).
Cuando ya habían pasado 100 días de su encierro en la entidad bancaria y en el exterior la ex inspectora Sierra (Najwa Nimri) tomaba prisionero a El Profesor en El Estanque de Tormentas, mientras Tamayo (Fernando Cayo) convocaba al el Ejército español .
Pero fueron finalmente el comandante de las Fuerzas Especiales, Sagasta (José Manuel Seda), y sus hombres los que ingresaron al banco, provocando una verdadera batalla con los asaltantes que cobró la vida de un personaje clave de la serie: Tokio (Úrsula Corberó).
Un final con la emoción a flor de piel
En el impactante cierre del denominado Volumen 1 que dio paso a un relato con más emoción que violencia, donde a pesar de su desaparición en pantalla, Tokio continúa siendo la narradora, hablando de cómo los muertos permanecen por un momento entre los vivos.
Con una trama que nuevamente combina sucesos del presente y el pasado, revelando lo que ocurre en el banco tras las explosiones que cobraron la vida de Silene Oliveira y seis soldados de Sagasta, dejando a este con solo dos de sus comandos para cumplir su misión.
Como también la jugada maestra de Berlín (Pedro Alonso) hace unos años, cuando junto a Palermo (Rodrigo de la Serna) robaron muy elegantemente, como el hermano de El Profesor siempre acostumbraba, una bomba de extracción de una plataforma petrolera.
La que en el presente es una herramienta clave para lograr sacar al oro desde la principal entidad financiera de España, al mismo tiempo que el mentor del plan vive otro momento de tensión por culpa de Sierra (Najwa Nimri) que dará paso a un giro clave en su antagonismo.
En el primero de muchos vuelcos en el relato, donde la guerra armada es reemplazada por mayor tensión y momentos de dramatismo, donde los sentimientos están a flor de piel. Y una vez más es la figura de Berlín la que se roba varios momentos de la narración.
Además de revelar el rol que su hijo, Rafael (Patrick Criado), juega finalmente en el mundo de La Casa de Papel y confirmar a El Profesor como el verdadero antihéroe de su historia y una de las mentes criminales más agudas de la historia del cine, la TV, el cable o el streaming.