A pesar de sus tropiezos finales, Game of thrones se convirtió en una de las series claves de la década del 2010. Por eso no es de extrañar que HBO diera vida a su precuela: La Casa del Dragón.
El nuevo espacio ambientado en el mundo nacido de la saga literaria de George R. R. Martin, Canción de hielo y fuego, que busca revivir la intensidad y fantasía ambientada entre Westeros, o Poniente, y Essos.
Los continentes que, primero en el papel y luego en pantalla, albergaron los juegos de poder entre las familias de los Siete Reinos y la joven que vino a reclamar el Trono de Hierro: Daenerys Targaryen.
Una figura que se relaciona directamente con la nueva apuesta de HBO, creada ni más ni menos que por el propio Martin junto a Ryan Condal, teniendo como base otro libro del autor,Fuego y sangre.
Una cronología sobre la familia Targaryen que, gracias a la espada y los dragones de Aegon I, se convirtió en la regidora de los Siete Reinos. La cual en La Casa del Dragón continúa su dominio con Viserys I (Paddy Considine).
El agitado reinado de Viserys I
El quinto de los soberanos de blanca cabellera que en el año 101 es elegido por el Gran Consejo para heredar la corona de su abuelo Jaehaerys I (Michael Carter), por encima de Rhaenys (Eve Best).
La hija mayor del rey, pero que por ser mujer no fue considerada para la sucesión, en un rasgo del patriarcalismo que recorre los 10 episodios del programa y la hace ser bautizada como “la reina que nunca fue”.
Pero el mismo Viserys, ya con la corona -172 años antes de la muerte del “Rey Loco” Aerys II y el nacimiento de su hija Daenerys-, todavía no puede engendrar junto a su esposa Aemma (Sian Brooke) un hijo.
Sin embargo, está seguro de que la criatura a punto de nacer será un niño, por lo que, con la ayuda de su consejo, en especial su Mano o asistente directo Otto Hightower (Rhys Ifans), organiza el Torneo del Heredero.
Una justa de caballeros donde participará su hermano, el príncipe Daemon (Matt Smith), un violento contendor y amante de las casas de placer, que no oculta para nada su intención de heredar el trono.
La lucha por ascender al Trono de Hierro
Aunque en esta subterránea batalla por la sucesión también se eleva Rhaenyra (Milly Alcock), la quinceañera hija de Viserys que él nombra como su sucesora tras la muerte de su esposa e hijo.
Una pérdida causada por la desesperación del monarca por entregar un varón al trono, que ocurre durante una de las escenas más impactantes de una serie marcada por sangrientos enfrentamientos.
Sin olvidar la sexualidad bastante explícita y las intrigas que se tejen dentro de palacio. Ingredientes ya conocidos en Game of thrones que acá guían el accionar de una digna precuela.
La que a diferencia del espacio con figuras como John Snow o Tyrion Lannister, tiene otros grandes protagonistas: los dragones que montan los Targaryen, que gracias a los efectos especiales se toman la pantalla.
Y si protagonismos se trata, antes de Cersei y Daenerys estuvieron Rhaenys, Rhaenyra y su amiga y más tarde rival Alicent Hightower (Emily Carey), enfrentando una sociedad regida por la misoginia.
Lo que se desarrolla a lo largo de una decena de episodios -la prensa tuvo acceso a seis- que van de menos a más, adquiriendo un atrapante ritmo que se incrementa en la sexta entrega y su salto temporal de 10 años.