La chica de Oslo: drama, suspenso y terrorismo se unen en la serie de Netflix
La coproducción noruega-israelí muestra los hechos que se desencadenan en Oslo y Jerusalén, luego de que una joven estudiante de Noruega y sus amigos de Israel son tomados como rehenes por el Estado Islámico.
Primero fueron los k-dramas con su estreno de capítulos cada sábado, para luego hacer de los domingos el día de debut de series y películas de diferentes rincones del mundo. Como en el caso de La chica de Oslo, la realización nórdica que llegó el fin de semana a Netflix.
Una coproducción entre Noruega e Israel que debutó en abril en territorio noruego y ahora arriba mundialmente vía streaming, para mostrar un relato que mezcla drama y suspenso. El cual dirige Stian Kristiansen y Uri Barbash, y se divide en 10 emisiones.
La primera de las cuales ubica al público en Oslo, cuando Karl y Alex Bakke (Anders T. Andersen y Anneke von der Lippe) llegan al departamento de su hija para sorprenderla por su cumpleaños, al parecer luego de que la madre tuviera una discusión con la chica.
Sin embargo, en el lugar solo se encuentra la compañera de universidad que vive con Pia (Andrea Berntzen), que es como se llama su hija, quien les explica que ella viajó hace unos días a Israel. Algo que hace que Alex tome casi de inmediato un vuelo a Jerusalén.
Pero al mismo tiempo se muestra lo que sucede en Sinaí, donde en una de sus playas Pia se divierte con sus amigos israelitas, los hermanos Noa y Nadav Solomon (Shira Yosef y Daniel Littmann), mientras alguien los observa desde la distancia.
Poco después, cuando se dirigen de vuelta a la ciudad, quienes los vigilaban interceptan el taxi en que viajan: un grupo de hombres que dice pertenecer a ISIS, o Estado Islámico (EI), y los toma violentamente como rehenes, luego de matar al chofer del vehículo.
Suspenso a “fuego lento”
Al mismo tiempo que ocurre ese violento hecho, Alex llega a Jerusalén y visita en el Departamento de Inteligencia israelí a un viejo amigo llamado Arik (Amos Tamam) y le pide ayuda para encontrar el hotel en que se hospeda Pia, ya que no contesta el teléfono celular.
Pronto el Estado Islámico difunde un video que muestra a los jóvenes en su poder, donde piden a Israel la liberación de 12 palestinos, más un hombre acusado de ser terrorista y que está encarcelado en Noruega, Abu Salim (Abhin Galeya), a cambio de no matarlos.
El cual es visto por la ex diplomática Alex en Oriente Próximo y por su marido en Oslo, desencadenando una serie de eventos en esos sitios tan apartados. Como la revelación que ella le hace a Arik: Pia es su hija, fruto del affaire que tuvieron hace más de 24 años.
Específicamente en 1993, cuando ambos formaron parte de las conversaciones de paz que llevaron al acuerdo de Oslo, entre palestinos e israelíes. Una cita donde Alex también conoció a Layla (Raida Adon), una doctora de Gaza a la cual también solicita ayuda.
Mientras en la capital noruega, a Karl, quien es un reconocido abogado, lo contacta un grupo islámico que representa a Salim y le “propone” que se convierta en defensor legal de su compañero ante la justicia local, a cambio de ayuda para lograr que a Pia la liberen.
En los primeros movimientos de un juego que involucra muchas piezas, entre países, personeros y grupos paramilitares, y que con el paso de cada emisión sumará aún mayor misterio y dramatismo. En medio de un relato que se toma su tiempo para desarrollarse.
Lo que confiere a La chica de Oslo un ritmo no apto para quienes buscan emociones rápidas, pero la convierte en la serie indicada para quienes disfrutan del suspenso a “fuego lento”, acá complementado con buenas actuaciones y una lograda ambientación.
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