A la espera de la nueva temporada de la exitosa Bridgerton, Netflix apuesta por otro drama de época, esta vez amparado en la historia: La emperatriz, la serie que revive la figura de Isabel de Baviera.
Quien pasaría a la historia como la emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría, entre otros títulos nobiliarios, e inspiraría varias películas, como la trilogía fílmica de mediados de los años 50.
La cual, desde la cinta titulada simplemente Sissi y con la actriz Romy Schneider encarnándola, presentó una versión bastante más mitificada y edulcorada de la existencia de la noble.
Porque, como muchos historiadores han afirmado en distintas biografías, su vida tras casarse con el emperador Francisco José I, en 1854, se situó lejos de los cuentos de hadas sobre princesas.
Esto porque la rebelde y culta jovencita nunca se sintió a gusto con la estricta etiqueta de la corte de los Habsburgo y siempre mantuvo una mala relación con su suegra y tía, la archiduquesa Sofía.
El inicio de la vida en palacio
Los elementos más incómodos de su existencia que busca rescatar el nuevo espacio para el streaming, creado por la actriz y guionista Katharina Eyssen, que se centra en sus primeros meses en la corte.
Lo que se despliega a través de seis capítulos que se inician cuando Sisi (Devrim Lingnau), como la llamaban sus cercanos, se escapa de casa para no ver al pretendiente que su mamá eligió para yerno.
Esto porque, como le dice a su hermana menor, ella necesita “un hombre que alimente su alma”. El que llega de improviso en la figura del Archiduque Franz o Francisco (Philip Froissant), su futuro esposo.
Lo que ocurre después de que él, claramente enamorado a primera vista, la prefiere a ella en vez de su hermana y la desposa ante su reticente madre, la controladora archiduquesa Sofía (Melika Foroutan).
Una de las figuras gravitantes en la vida que le espera a la joven emperatriz en palacio, donde será vigilada de cerca por algunas damas de la corte, dentro de las cuales también se esconde una espía.
Entre la política y el drama
La que es parte del grupo que quiere derrocar a la monarquía, al mismo tiempo que Francisco José I se mantiene al margen de la guerra entre Rusia, Inglaterra y Francia para economizar.
Ya que los planes del monarca se enfocan en la renovación del imperio y el bienestar de sus súbditos, a pesar de la negativa de su gabinete, su madre y su hermano, el ambicioso Maximiliano (Johannes Nussbaum).
Uno de las piezas antagónicas de un relato que se nutre de la historia, pero también apuesta por el drama y el romance, además de algunas licencias, como bailes atemporales o gafas de sol.
Sin olvidar algunos pasajes más sensuales, y algo gratuitos, junto a las intrigas que se esconden en los salones de palacio, mientras los insurgentes pululan por las calles de la ciudad de Viena.
Ya que esta interesante mirada a la famosa emperatriz apuesta por los claroscuros de su existencia junto al retrato a la sociedad y política de su época, en medio de una bella puesta en escena y buenas actuaciones.