Después de demostrar su talento en producciones para la pantalla chica como La materia oscura, Oslo y Luther, Ruth Wilson retorna a una serie como protagonista de La mujer en la pared.
El espacio británico de Showtime y BBC que llegó a Latinoamérica por Paramount+, para reafirmar a Wilson como una de las actrices más potentes de su generación.
Además de demostrar que la realidad muchas veces es peor que la ficción, tomando como parte de su relato dos de las instituciones más oscuras de la historia reciente de Irlanda.
La primera, las denominadas Lavanderías de la Magdalena, donde miles de mujeres recibían “albergue” mientras eran obligadas a trabajar en condiciones abominables.
Junto a los Hogares para Madres y Bebés, también administrados por monjas católicas, donde las madres solteras supuestamente recibían ayuda, aunque era todo lo contrario.
La aparición de Lorna Brady
Dos pasajes sombríos de la cronología reciente irlandesa que resucitan en la serie creada por Joe Murtagh, a través de seis capítulos centrados en Lorna Brady.
La mujer encarnada por Wilson, con una poderosa mezcla de fragilidad, tragedia, carácter y una cuota de insanidad, que se toma la pantalla desde los segundos iniciales de su trama.
Cuando ella despierta en medio de un camino en las afueras de la localidad irlandesa de Kilkinure junto a unas vacas, con su camisa de dormir y claramente desorientada.
Ya que, como se sabe poco después, Lorna, que trabaja como costurera, sufre de sonambulismo y en este estado también ha protagonizado hechos violentos.
Un trastorno que tiene directa relación con el trauma que le provocó el que hace 30 años fuera obligada por sus padres a ingresar a un hogar administrado por religiosas.
El detective Akande asume el caso
Lo que ocurrió tras haber quedado embarazada siendo una adolescente e involucró al padre Percy Sheehan (Stephen Brennan), una figura clave en el futuro de la protagonista.
Porque en el presente este mismo sacerdote es asesinado en su casa en Dublín y el detective de la policía citadina Colman Akande (Daryl McCormack) asume el caso.
Iniciando una investigación que rápidamente se liga con Kilkinure y los graves hechos del pasado ocurridos en el asilo de monjas, que afectaron a varias mujeres del lugar.
Entre ellas Lorna, quien sigue atormentada por no conocer el paradero de su hija, luego de que las religiosas se la quitaron hace décadas. Sin embargo, alguien parece saberlo.
En la partida de un relato que además revelará el trauma de Akande y cómo su camino se cruza con el de Lorna, donde el suspenso criminal se conjuga con el drama y lo surreal.