De seguro son millones los niños que les gustaría que todos los días fuera Navidad. Al protagonista de La Nochebuena es mi condena le sucede eso, pero para él es más bien una pesadilla.

Al comienzo de esta comedia brasileña de Netflix, que llegó justo en la previa de la celebración, se puede entender por qué Jorge (Leandro Hassum) odia todo lo que tenga que ver con la Navidad.

En Brasil es muy diferente al Hemifesferio norte, porque no hay nieve, sino calor, mucho calor, el que debe soportar mientras compra los regalos y ayuda a su mujer, Laura (Elisa Pinheiro) a preparar la cena en su casa.

Ahí reciben a su su familia en Navidad, en un festejo en el que no faltan los enredos ni los conflictos y Jorge lo único que desea es que es día se termine ya.

Pero el abuelo Nhanhão (Levi Ferreira), quien permanece sin moverse en un sillón, decide enseñarle el sentido a través de un hechizo en el que solo recordará el día de Navidad.

Todos los días en Navidad

Así, en La Nochebuena es mi condena, cada vez que Jorge despierta es Navidad. Pese a que su vida transcurre, solo recuerda ese día.

Mientras sus hijos crecen, asciende en su trabajo y su matrimonio se demorona, el protagonista sigue encerrado en un buclé con villancicos, regalos, pavo asado y discusiones navideñas, que se repiten una y otra vez.

No recuerda nada de lo que sucede en el resto del año y es su familia quien debe ponerlo al día con las novedades. Y todo con la idea de que aprenda a valorar las cosas que importan.

Así, la desgracia de Jorge se convierte en la diversión de los espectadores, en especial por la gracia natural de Jorge Hassum, un actor que también es humorista.

La cinta también tiene el mérito de apostar por una historia navideña que, si bien la puede disfrutar toda la familia, no está dirigida especialmente al público infantil.

La Nochebuena es mi condena sacá más de una carcajada y pasa a sumarse con facilidad a la lista de películas de Navidad recomendables que están en el catálogo de Netflix.

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