A los pocos días de su lanzamiento en Brasil, en agosto de 2011, la novela Los últimos soldados de la Guerra Fría, del periodista Fernando Morais, se convirtió en un fenómeno de ventas en ese país por su acabada descripción de la Red Avispa.
Este es el nombre bajo el cual operaron durante años espías cubanos que se infiltraron en los grupos más radicales de exiliados en Miami que buscaban derrocar a Fidel Castro, en la década de los 90. Hoy, varios años más tarde el libro y su historia se convierten en película que se estrena en Netflix.
Un relato fílmico que se titula simplemente La Red Avispa y que comienza su narración en la Cuba de inicios de los años 90, cuando el piloto René González (Édgar Ramírez) toma una de los aviones que pilotea en su trabajo y deja la isla para volar a Miami.
En suelo estadounidense González pide asilo político, al mismo tiempo que en La Habana su hija y su esposa Olga (Penélope Cruz) reciben la noticia de que ahora él es un desertor o “gusano”, como llaman a los anticastristas asentados en el sur de EE.UU.
Pero no todo es como parece, ya que mientras el piloto es recibido por los brazos abiertos por los cubanos exiliados en Miami, entre los que se cuenta su primo, un informante del FBI, se revela al espectador su real objetivo: espiar a los anticastristas y sus planes terroristas.
Una labor en la que no está solo. El grupo también lo integran, entre otros, Gerardo Hernández (Gael García Bernal), encargado de enviar a la isla la información recabada, y Juan Pablo Roque (Wagner Moura), piloto militar que pidió asilo en la base de Guantánamo.
Este último, a diferencia de González, no tiene un compromiso afectivo en Cuba, por lo que pronto entabla una relación amorosa con Ana Margarita (Ana de Armas), quien poco antes de casarse con él trata de descubrir su verdadera actividad, pero sin mayores resultados.
Un thriller enredado e incompleto
Con esta mezcla de espionaje y relaciones personales, el director francés Olivier Assayas (Doubles vies) va dibujando la historia real de estos espías que infiltraron los grupos de la derecha cubana en Miami para evitar sus ataques contra el régimen castrista.
Pero a pesar de contar con una base real, y la profusa investigación que Morais plasmó en su libro, Assayas no logra conformar un buen retrato de su historia, quedando en la vaga presentación de sus protagonistas, sin profundizar en sus sentimientos y motivaciones.
Algo que se complejiza aún más con el cambio reiterado de localidades, entre Cuba, Estados Unidos y El Salvador, y la presentación en muchas de sus escenas de una serie de secundarios que solo enredan la narración.
Algo que tal vez tiene su causa en el deseo de imprimir un atractivo ritmo a las dos horas de su trama y otorgar más importancia a pasajes específicos de éste, como los viajes del grupo Hermanos al Rescate para avistar balseros en el Estrecho de la Florida.
O también replicar en detalle uno de los ataques terroristas orquestados desde Miami que efectuó un salvadoreño, quien puso bombas en los principales hoteles de La Habana, provocando la muerte de un turista italiano.
Sin embargo, la solidez de su elenco, con Ramírez y una sobresaliente Cruz como los pilares del relato, y la bella fotografía de Yorick Le Saux y Denis Lenoir -en especial la mirada a los barrios de La Habana- ayudan a rescatar este thriller con la firma de Assayas.
Un director que con solidez ha transitado por diferentes géneros, desde la singular comedia de Irma Vep al drama paranormal de Personal shopper, pero que con La Red Avispa queda un poco en deuda con los seguidores de su habitual trabajo.