Una vez más Netflix apuesta por combinar naturaleza y documental en La vida en nuestro planeta, serie que, como su nombre lo dice, muestra cómo los seres vivos poblaron la Tierra.
La cual consta de ocho episodios y fue realizada por Silverback Films en asociación con Amblin Television, por lo que tiene entre sus productores ejecutivos a Steven Spielberg.
Y si de nombres se trata, hay que precisar que la docuserie no tiene relación con una figura clave en este tipo de producciones: David Attenborough, el famoso documentalista británico.
Una aclaración que hay que hacer, ya que Attenborough también tiene un vínculo con Netflix y ha sido responsable de sus piezas La vida a color y Una vida en nuestro planeta.
Por lo que el alcance puede llevar a alguna confusión, más si se trata de una docuserie donde el eje está puesto en las diferentes especies que han conquistado la Tierra.
Aunque la realización en estreno posee una característica diferenciadora: recurrir a la paleontología y a la computación para recrear criaturas ya extintas (¡sí!, hay dinosaurios).
Un viaje de 4.000 millones de años
Un uso de la técnica de imagen generada por computadora (o CGI, por su abreviatura en inglés) que La vida en nuestro planeta combina con emocionantes escenas reales de la naturaleza.
Las que hacen palidecer a las recreaciones digitales y se “roban la película” a través de un relato que tiene como su narrador a otra figura clásica de los documentales: Morgan Freeman.
Quien luego de guíar a los suscriptores de Netflix en Nuestro universo, lleva por un viaje de 4.000 millones de años, mostrando a las diferentes dinastías que han habitado la Tierra.
Como también los cinco eventos de extinción masiva que acabaron con gran parte de la existencia en ella, entre los que se han contado glaciaciones, calentamientos globales y asteroides.
Desde que comenzó la formación de su superficie, pasando por la primera forma de vida unicelular y animales que del mar llegaron a la tierra, o las criaturas que alzaron el vuelo.
En una sucesión de habitantes: plantas, insectos anfibios, reptiles, mamíferos y, por supuesto, los dinosaurios. Además de los humanos, los más dañinos para el planeta.