Luego de citar un pasaje biblíco de Los Cantares de Salomón, Llevo tu nombre grabado parte mostrando un hito del año y lugar en que se sitúa su historia: el fin de ley ley marcial en Taiwán, en 1987, que restringía las libertadades individuales y políticas.
Aunque fue un hecho histórico para esta isla asiática, su término no implicó necesariamente un cambio inmediato en su conservadora y represora sociedad.
De eso da fe Patrick Liu, el cineasta quien decidió plasmar sus recuerdos de juventud con esta película, que debutó en septiembre pasado en las salas de Taiwán (donde los cines están abiertos) y que ahora tiene su estreno mundial en Netflix.
Y a la plataforma de streaming llega con buenas críticas y también con un par de récords: Llevo tu nombre grabado se convirtió en la película taiwanesa más vista del año y en la cinta LGBT+ más taquillera de toda la historia en la isla.
Un relato que se inspira en parte en el primer amor de Liu y que protagonizan dos adolescentes, A-Han (Edward Chen) y Birdy (David Hao-Chi Chiu).
Ambos se conocen en la escuela donde estudian y viven internados y donde también integran la banda militar. Durante una clase de natación intercambian sus primeras miradas y pronto comienzan una amistad que es el inicio de un romance.
Un turbulento primer amor
Juntos, A-Han y Birdy van descubriendo su identidad y sintiendo esas mariposas en el estómago que trae el primer amor.
Claro que en este caso más que mariposas pareciera que fueran unas grandes aves que revolotean incesantamente dentro, porque su romance se vuelve turbulento debido a las anticuadas restricciones morales.
Los jóvenes enamorados sienten la homofobia en cada lugar al que van: en la escuela, por parte de los profesores y los alumnos, en sus casas y también en la calle.
En una escena, A-Han y Birdy van caminando por un puente y ven a una persona protestando con un cartel que dice “la homosexualidad no es una enfermedad”: es Chi Chia-wei, un activista taiwanés que lleva más de 30 años luchando por los derechos LGBT+ y a quien se homenajea con este cameo.
Por miedo al rechazo y la descriminación, los adolescentes reprimen y esconden su amor y sus sentimientos derivan hacia la rabia, la frustración y la negación. Incluso, Birdy inicia una relación con una chica que se transforma en un insperado triángulo amoroso.
Mientras, A-Han saca afuera sus sentimientos con Oliver (Fabio Grangeon), sacerdote canadiense y profesor de música de la escuela y quien se convierte en su confidente y en una especie de terapeuta.
Contra la homofobia
Así, la homofobia va transformando el que podría haber sido un bonito primer amor en un romance frustrado y accidentado.
Aunque no todo es un torbellino en esta historia, porque Llevo grabado tu nombre ofrece también momentos de escape para los protagonistas, como un viaje hacia la costa que deja unas escenas que destacan por su carga emocional y su fotografía.
O a una pequeña sala de cine, a la que van porque Birdy es un amante de las películas y, de hecho, su nombre hace referencia a la cinta de Alan Parker de 1984 y que muestra la historia de dos inseparables amigos.
También el jazzista Charlie Parker, a quien llamaban Bird y quién también fue un rebelde e incomprendido.
“Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos” dice el pasaje biblíco citado al inicio de esta recomendable película, que es a la vez un llamado contra la homofobia y una reivindicación del amor sin distinción de géneros.