Tras el estreno de dos largometrajes en 2023, el director británico Guy Ritchie sigue sumando títulos a su currículo con la llegada a Netflix de Los Caballeros.
Una producción que marca el debut de Richie en la realización de espacios seriados, a meses del debut en salas de cine de sus cintas Agente Fortune y El pacto.
Para la cual tomó como inspiración el eje argumental de su película homónima de 2019, donde un narcotraficante de marihuana se asociaba con parte de la aristocracia británica.
La misma idea que para el streaming reformula en la historia del noble Eddie Horniman (Theo James), luego de que su camino se une con el de la mafiosa familia Glass.
En una trama en la que Ritchie vuelve a mezclar el crimen y la comedia, una combinación clave de su carrera desde su ópera prima Juegos, trampas y dos armas humeantes (1998).
Una herencia impensada
La que acá guía un relato de ocho episodios marcados por la violencia -con varios disparos y muertes-, planes que no salen tal como se esperaba y un humor muy negro.
En una trama que al ir pasando los capítulos va adquiriendo cada vez más ritmo, sumando situaciones tan descabelladas como peligrosas, y personajes al filo de la caricatura.
Elementos que son una constante en el trabajo de Ritchie y que acá retornan a la pantalla en la historia de Eddie, desde que deja su trabajo como oficial en el ejército y vuelve a casa.
Aunque su casa es más bien una palaciega casona, donde se reencuentra con sus hermanos y su madre, y logra ver a su padre antes de que este muera.
A lo que sigue el funeral y la lectura del testamento, donde se conoce el deseo de su fallecido progenitor de heredarle la mansión, la finca y su título de Duque de Halstead.
Eddie conoce a Susie y su negocio
Un balde de agua fría para su hermano Freddy (Daniel Ings), ya que por ser el primogénito debía haber sido el heredero y quien recibiera la fortuna que tanto necesitaba.
Ya que, como le revela pronto a Eddie, tras una mala inversión quedó debiendo ocho millones de libras a Tommy Dixon (Peter Serafinowicz), un traficante de Liverpool.
Pero algo más viene a complicar al nuevo Duque: parte de su propiedad es ocupada por la gran plantación de marihuana manejada por el mafioso Bobby Glass (Ray Winstone).
Algo que conoce de la boca de la hija del capo, Susie (Kaya Scodelario), quien maneja el negocio mientras Bobby está en la cárcel y pronto será una figura esencial para Eddie.
Ya que Susie logra manejar una grave situación provocada por Freddy y lentamente va involucrando al aristócrata en el crimen organizado y su peligroso atractivo.
Para el que Eddie posee un talento innato y donde lidiará con figuras tan opuestas como el millonario Johnston (Giancarlo Esposito) o el gitano JP (Laurence O’Fuarain).