Los detectives difuntos: la fantástica serie juvenil que amplía el universo de Sandman en Netflix
El nuevo espacio inspirado en las historietas de Neil Gaiman lleva a la pantalla las aventuras de Edwin Paine y Charles Rowland, donde resuelven misterios sobrenaturales.
La imaginación de Neil Gaiman sigue inspirando espacios para Netflix y tras la exitosa versión de Sandman para el streaming, debuta en la plataforma Los detectives difuntos.
El nuevo título con la firma creativa del escritor inglés que amplía en pantalla el universo de Sueño o Morfeo, centrando su relato en otros personajes de su mundo.
Los fantasmas adolescentes Edwin Paine y Charles Rowland, que ya fueron parte de las vivencias en el cómic de The Sandman y tuvieron sus propias aventuras en papel.
Para ahora protagonizar una serie con la producción ejecutiva de Gaiman, concebida para la pantalla por Steve Yockey y que mantiene la esencia de su fuente de origen.
Por lo que los seguidores del trabajo del también creador de Coraline y Good omens estarán felices de reencontrarse con figuras y situaciones conocidas en sus historietas.
Aunque también con varios cambios para ampliar el campo de investigación de los jóvenes detectives, desde que se les presenta en el primero de ocho episodios imparables.
Edwin y Charles se ocultan de Muerte
Donde Edwin (George Rexstrew) y Charles (Jayden Revri) enfrentan al enojado fantasma de un soldado de la Primera Guerra hasta que logran liberarlo del maleficio que arrastra.
Ya que su misión es ayudar a los difuntos que aún rondan la Tierra, resolviendo casos sobrenaturales desde que instalaron su oficina en Londres tras conocerse hace mucho.
Lo que sucedió cuando coincidieron como fantasmas en el internado en que ambos murieron antes de tiempo, aunque con más de siete décadas de diferencia.
Uno dejando de existir en 1906, Edwin, y el otro a inicios de los 90, Charles, para después concentrarse en ayudar a otros fantasmas, mientras escapan de Muerte (Kirby).
Esto porque la hermana de Sandman tiene la misión de llevárselos apenas logre dar con su paradero, un cometido en que acá también la ayuda otro figura: Enfermera Nocturna.
La cual es encarnada por Ruth Connell y trabaja en el Departamento de Objetos Perdidos, mejor dicho niños perdidos, y tiene como meta atrapar a los amigos detectives.
Un gran cambio de escenario
Lo que ocurre mientras Charles y Edwin viajan a EE.UU., específicamente hasta Port Townsend, Washington, en compañía de la joven médium Crystal (Kassius Nelson).
A quien salvaron de un demonio y se convierte en parte de su grupo, y en pieza esencial en la resolución de los diferentes casos paranormales que acá les tocará conocer.
Esto después que el Rey de los Gatos (Lukas Gage) hechiza a Edwin para que no pueda abandonar la ciudad y además se ganan como enemiga a la bruja Esther Finch (Jenn Lyon).
Pero también conocen a la amable Niko (Yuyu Kitamura), la chica japonesa que, al igual que Crystal, le arrienda un cuarto a la dueña de la carnicería Jenny (Briana Cuoco).
Quien, tras estar al borde de la muerte, puede ver a los espectros y se suma a las aventuras de Edwin, Charles y Crystal, en tanto ellos encaran trauma pasados y nuevos sentimientos.
En una mezcla de hechos y géneros, desde el suspenso paranormal, pasando por la comedia y la fantasía, hasta el drama adolescente, que le da su singularidad al espacio.
A lo que se suma un gran ritmo y el encanto de sus actores, los que, a pesar de ser claramente veinteañeros, logran dar con la ingenuidad y la rebeldía que sus roles necesitan.
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