Tras publicarse en 2006, la novela La catedral del mar se convirtió rápidamente en un éxito, pero solo 12 años más tarde se hizo serie. Sin embargo, la espera fue más corta para que Los herederos de la tierra llegara a la pantalla.
Esto porque el libro de Ildefonso Falcones que continúa con el drama de época ambientado en la Barcelona medieval se tomó sólo seis años -la mitad que su antecesor- para convertirse en el nuevo espacio de ocho episodios de Netflix.
El cual, al igual que la versión audiovisual de La catedral del mar, es dirigido por Jordi Frades y también se ambienta en la gran urbe catalana en la época del medioevo, cuando esta era mejor conocida como la Ciudad Condal.
Pero han pasado algunos años desde la historia de Arnau Estanyol (Aitor Luna) en medio de una sociedad regida por la Corona de Aragón y marcada por el poder religioso, al mismo tiempo que se construía la gran iglesia de Santa María del Mar.
Cuando el joven Bernat Estanyol (Rodolfo Sancho) se prepara para abordar el barco que lo llevará hasta Alejandría, donde completará su formación como comerciante y navegante, ante la mirada de sus padres Arnau y Mar (Michelle Jenner).
Pero hay otro muchacho en esa playa: Hugo Llor (David Solans), quien hace poco perdió a su padre en un naufragio. El mismo que, luego de que junto a su madre y hermana deben abandonar la casa familiar, se va a vivir a las atarazanas.
El irrompible vínculo entre Hugo y Bernat
Es aquí, en los talleres donde se arman los barcos, donde Hugo comenzará desde lo básico su formación para algún día ser constructor de embarcaciones. Un camino donde cuenta con la protección del respetado Arnau y su esposa Mar.
Sin embargo, hay algo más que preocupa al comerciante y los otros integrantes del consejo de la ciudad: el rey está a punto de morir. Algo que sucede y cambia para siempre los destinos de los Estanyol cuando se hace rey el infante Juan.
Esto porque entre sus fieles vasallos está Genís Puig (Crispulo Cabezas), quien toma venganza de su familia matando a Arnau y desterrando a Mar de Barcelona, la que poco después muere, minutos antes del retorno de su hijo Bernat.
Así, los destinos de este último y Hugo quedan unidos por una fuerte hermandad, a pesar de ser separados por varios años después de que el joven Estanyol es enviado a las galeras y su nuevo amigo busca refugio con los judíos.
Y será junto a ellos que Hugo aprenderá a cuidar de las vides y a hacer el mejor vino, que años después le permitirá sobrevivir y convertirse en viñatero. Una posición que le ayudará a acercarse a los Puig y a ayudar a Bernat a cobrar venganza.
Así, la revancha se convierte en uno de los ejes de las ocho emisiones de Los herederos de la tierra, al igual que el drama, la pasión y la pérdida que enfrentan sus protagonistas. En medio de una destacada recreación de época y buenas actuaciones.