Madres paralelas: el melodrama de Almodóvar marcado por la memoria histórica
Penélope Cruz, quien está nominada al Oscar por este rol, y Milena Smit son las protagonistas de la nueva cinta del realizador manchego que llega a Netflix, donde la maternidad se combina de manera emotiva con lo más oscuro del pasado español.
Con una carrera tan extensa como generosa en títulos y conflictos, Pedro Almodóvar ostenta con orgullo el ser considerado uno de los directores claves de la cinematografía española. Algo que reafirma con su más reciente largometraje: Madres paralelas.
El que tras debutar en el Festival de Venecia y saltar a algunas salas del mundo, llega a Netflix tres años después -el plazo que se ha tomado entre sus últimas realizaciones- del estreno de Dolor y gloria, uno de los puntos más altos de su carrera.
Donde presentó un relato anclado en sus recuerdos, en que fue clave la actuación de Antonio Banderas como el cineasta Salvador Mallo, una especie de alter ego, alternando su madurez, marcada por los dolores físicos y emocionales, con flashbacks a su infancia.
Pero en su película número 22, el cineasta manchego apuesta por una narración un poco más lineal -aunque incluye saltos al pasado-, pero igual de emotiva y embriagadora, para centrarse de nuevo en la presencia de la madre, una constante de su filmografía.
La cual aquí se duplica en las figuras de Janis Martinez (Penélope Cruz) y Ana Manso (Milena Smit), una madura fotógrafa y una jovencita que acuden a la misma maternidad el día en que coincidentemente dan a luz a sus respectivas hijas.
Aunque el inicio del relato presenta otro eje argumental: la búsqueda de los restos de un grupo de hombres que fueron hechos desaparecer por los falangistas a inicios de la Guerra Civil Española, dentro de los cuales se contaba el bisabuelo de Janis.
Entre la maternidad y la reconstrucción histórica
Un cometido para el que la fotógrafa le pide ayuda a Arturo (Israel Elejalde), un antropólogo forense que trabaja en una fundación que investiga fosas comunes para reconstruir la memoria histórica, al que conoció en una sesión de fotos para una revista.
Con el que además comienza una relación amorosa que concluye cuando ella queda embarazada y decide tener a su niño o niña sin Arturo. Un nacimiento que une su camino con el de la joven Ana, donde ambas alumbran a niñas y luego retoman sus vidas.
Sin embargo, cuando Arturo va a conocer a su hija le afirma a Janis que no siente ninguna conexión maternal con la pequeña Cecilia, ante lo que la sorprendida madre primeriza le pide que se vaya. Pero la duda ya está sembrada en la fotógrafa.
Es así como decide hacer un test de maternidad que confirma su temor: Cecilia no es su hija, mas no le cuenta a nadie sobre su descubrimiento ni la sospecha que alberga su corazón. Pero el inesperado reencuentro con Ana enfrentará a Janis a una gran disyuntiva.
Al mismo tiempo que tanto ella como las vecinas del pueblo en que creció junto a su abuela materna tienen la posibilidad de saber qué pasó realmente con los padres, abuelos y bisabuelos que desaparecieron una fatídica noche de mediados de los años 30.
En el cenit narrativo de Madres paralelas, la cinta donde Almodóvar combina maternidad y memoria histórica para confirmar su talento y singularidad como autor. En una muestra depurada del melodrama que cruza su carrera, donde resalta el trabajo de Penélope Cruz.
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