Acaba de estrenarse en Netflix la segunda temporada de Magia para Humanos, un programa de seis capítulos en que el carismático mago Justin Willman sale a las calles para divertir a la gente con trucos sencillos, pero que no por eso dejan de sorprender.
Podríamos decir que esta es magia boutique, a escala humana, nada de alambicada ni producida, porque finalmente lo que le interesa a Willman es develar cómo somos los habitantes de este planeta y hacerlo con humor: el ilusionista es también un avezado comediante que no se toma muy en serio nada de lo que hace.
Navidad mágica
El primer episodio es un especial de Navidad y su tema central es la importancia de dar a los demás antes que recibir.
El mago explora esa situación, por ejemplo, junto a Viejos Pascueros a quienes enseña a envolver en un segundo y a niños que deben escoger un bonito regalo para sus mamás, presentes que Willman convierte en realidad ante los atónitos ojos de los pequeños.
El mago recorrerá las calles de Los Angeles, estadios, rings de lucha libre y otros escenarios para llevar su repertorio lleno de chispa e ingenio.
En resumen, se trata de una serie fácil de ver, con capítulos cortos de unos 20 minutos, en que se suceden las bromas y los trucos en un ambiente bonachón y familiar, nada demasiado ambicioso, con trucos que hacen caer, sonreír y asombrarse hasta a la propia Susan Sarandon.