En la crónica del western cinematográfico, el cowboy siempre ha estado representado como un hombre blanco y relacionado con figuras como las de John Wayne, Henry Fonda y Clint Eastwood. Con su estreno, Más dura será la caída viene a saldar una deuda con su historia.
Esto porque la ópera prima como director de Jeymes Samuel, conocido en el mundo músical como The Bullitts, está protagonizada por vaqueros negros que se inspiran en hombres y mujeres que vivieron en el mítico Lejano Oeste de la Norteamérica del siglo XIX.
Los que hasta el momento, al igual que el resto de los afroamericanos que fueron parte de ese territorio y su crecimiento, han sido invisibilizados por Hollywood. Entre los que se cuentan Nat Love, Rufus Buck, Stagecoach Mary, Bass Reeves y Cherokee Bill.
Quienes estuvieron dentro y fuera de la ley, y hoy son representados de manera bastante ficcionalizada como las piezas esenciales de la película original de Netflix. Un reencuentro con sus nombres y con un género fílmico que casi nunca decepciona a sus adeptos.
Menos en el caso del primer largometraje del inglés Samuel, donde los forajidos, sus armas, rencillas, amores y conflictos son acompañados por una más que singular apuesta visual. La cual se inicia cuando un pequeño Nat Love fue testigo del hecho que marcará su vida.
Cuando un criminal y su pandilla llegaron a la casa de sus padres, un pastor y su esposa, para saldar una disputa del pasado, eliminando a la pareja, pero perdonando la vida del niño. Aunque su líder le dejó un “recuerdo”: una herida en forma de cruz en su frente.
Dos criminales como protagonistas
Luego la narración se traslada años después, cuando en Salinas, Texas, un maduro Love (Jonathan Majors) elimina al último de los bandidos que presenciaron la muerte de sus progenitores, mientras su cabecilla, Rufus Buck (Idris Elba), cumple condena en la cárcel.
Con su venganza completa, ahora el también forajido se encamina a Douglastown para reencontrarse con la mujer de su vida: Mary Fields (Zazie Beetz), alias Stagecoach Mary, en la cantina que ella tiene en el pueblo. Pero el pasado aún no está dispuesto a liberarlo.
Esto porque, al mismo tiempo, la banda de Buck, que lideran Trudy Smith (Regina King) y Cherokee Bill (Lakeith Stanfield), liberan al criminal y se encaminan a Redwood, poblado que él considera como suyo y ahora está a cargo de su socio Wiley Escoe (Deon Cole).
Quien en un principio no está dispuesto a ceder tan fácilmente el poder, pero debe abandonar Redwood con varios dientes menos, mientras Buck y compañía “solicitan” dinero a los lugareños, ya que la pandilla de Love lo dejó sin los dólares del asalto a un banco.
De esta forma, con una trama guiada por la venganza, la codicia y mucha violencia, y cuyos protagonistas son un antihéroe y un villano con mayúscula, se va dibujando el estiloso relato de Más dura será la caída, uno de los más interesantes títulos de Netflix en el último tiempo.
El que marca el retorno del western bajo una mirada colorida, aguda y bien articulada -con una destacable banda sonora-, haciendo más que bienvenido el debut del británico Jeymes Samuel en los largometrajes, sin olvidar al inmejorable elenco que aquí lo acompaña.