Sin lugar a dudas, el k-drama es el estandarte de las producciones coreanas de Netflix, pero con mayor frecuencia títulos como Me llamo Loh Kiwan refuerzan su apartado de películas.

Lo que la cinta dirigida por Kim Hee-jin, quien además escribió su guión, concreta con su mirada a la novela I met Lo Kiwan (로기완을 만났다), de la surcoreana Cho Hae-jin.

La que esta autora escribió inspirada en los casos de desertores norcoreanos en Bélgica, que generalmente llegan a Europa, y otros países, tras ser inmigrantes ilegales en China.

Como es el caso del protagonista del libro de Cho y la cinta original del servicio de streaming: Loh Kiwan, el joven norcoreano encarnado en pantalla por Song Joong-ki.

El actor que se hizo conocido mundialmente por el rol principal de la serie Vincenzo, pero que acá deja muy atrás al consigliere para asumir el dramático papel de Kiwan.

Loh Kiwan llega a Bélgica

Quien al inicio del largometraje, que por varios momentos se sumerge en la intensidad del melodrama -recordando a los k-dramas más trágicos-, vive en una ciudad china.

Donde por haber sido parte de una riña debe esconderse de la policía local con la ayuda de su tío y su madre, la que trabaja incansablemente en un restaurante local.

Al mismo tiempo que junto a su hijo sueña con viajar a otro país, lo que en el caso del chico norcoreano se acelera tras una tragedia que lo hace escapar de China rápidamente.

Así, con un pasaporte falso y un poco de dinero en su billetera, llega a Bélgica, donde trata de encontrar asilo legal. Pero este trámite es más difícil de lo que esperaba.

Porque la cita para su apelación será en varias semanas, quedando a la deriva, sin comida o un lugar donde dormir, debiendo buscar refugio cada noche en un baño público.

Las dificultades se multiplican

Lo que empeora luego de que pierde el conocimiento en una lavandería y una chica roba su billetera. Una situación que inesperadamente lo llevará a algo un poco más positivo.

Ya que así conoce a Marie (Choi Sung-eun), una ex campeona de tiro que llegó desde Corea del Sur con su familia siendo una niña, por lo que tiene la ciudadanía belga.

Y quien, a pesar de su apariencia fría y despreocupada, contacta a Kiwan con alguien que le consigue trabajo en un matadero y un sitio donde dormir junto a otros inmigrantes.

Mientras ella también carga con sus propios demonios, relacionados con la muerte de su madre, la mala relación con su padre y la deuda que tiene con un mafioso local.

Sin embargo, encontrarán refugio uno en el otro tras comenzar una relación amorosa, que también les dará fuerza para encarar las dificultades que les pone el destino.

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