En Netflix siguen apostando por el thriller sensual y ahora suman a su plataforma a Mea culpa, la película en que se vuelve a combinar el suspenso con algo de erotismo.
Una mezcla que ha llevado recientemente a anteriores títulos, como El lado dulce de la traición, Perfil falso y Siempre fiel, a convertirse en un éxito de audiencia para el servicio.
Lo que la nueva realización busca con una trama donde también posee protagonismo el apartado criminal, ya que se centra en la abogada penalista Mea Harper.
La cual interpreta la también cantante Kelly Rowland (Destiny’s Child), bajo la dirección de Tyler Perry, conocido por las comedias dramáticas sobre Madea Simmons.
Quien acá además es el guionista de la historia centrada en Harper, después de que acepta defender a un reconocido artista plástico acusado de asesinar a su novia.
Mea enfrenta un difícil momento
El que se llama Zyair Malloy (Trevante Rhodes) y es tan atractivo como enigmático, por lo que claramente será difícil para Mea verlo solo como un cliente más.
Así que desde que se cruzan sus miradas no es difícil suponer que su relación se volverá cercana y apasionada, aunque también más arriesgada para la abogada.
A quien este relato, que se destaca por su creciente tensión dramática y un ritmo que se toma su tiempo, presenta cuando su entorno familiar está un poco complicado.
Ya que su relación matrimonial con Kal (Sean Sagar) atraviesa una crisis, agravada por la cesantía de él tras ser descubierto drogado en su trabajo como anestesiólogo.
A lo que se suma una suegra enferma que no la quiere mucho y un cuñado, Ray (Nick Sagar), que tampoco siente mucha simpatía por ella, algo que empeora en lo laboral.
Una abogada en conflicto
Lo que ocurre luego de que Mea acepta representar a Zyair en el juicio en su contra por la muerte de su pareja mexicana, donde es precisamente Ray quien quiere llevarlo a la cárcel.
Pero en su trabajo, la abogada no está sola porque cuenta con la ayuda de su amigo e investigador Jimmy (RonReaco Lee), quien buscará detalles claves para ayudar al pintor.
Una misión difícil con pruebas contundentes como sangre y restos humanos en una obra de Zyair, aunque no imposible al surgir dudas sobre la identidad de la desaparecida.
Un apartado criminal que queda algo de lado luego de que Mea y su cliente traspasan la barrera de lo laboral y se dejan llevar por una noche de pasión, como se veía venir.
Lo que ocurre casi una hora después de iniciada la narración y da paso al conflicto dramático, para después volver nuevamente al suspenso tras un descubrimiento clave.
En un giro de la trama que claramente no se veía venir y sorprenderá por una resolución que se siente un poco absurda, y muy lejos de la tensión y el erotismo que se esperaba.