La famosa serie de la década de los 60 y dos películas de los años 90 hicieron de los Addams una de las familias más reconocibles de la pantalla. Una posición que viene a reafirmar Merlina.
El espacio de Netflix centrado en la hija mayor del grupo familiar creado para la historieta por Charles Addams, que de inmediato captó la atención de los lectores con su singular y macabra forma de vida.
Donde su lúgubre mansión era escenario de la apasionada relación entre Homero (Gomez en el original) y su esposa Morticia, y los intentos de Merlina (Wednesday) por matar a su hermano Pericles (Pugsley).
Sin embargo, la apuesta para el streaming pone su foco en la pequeña, conocida por sus trenzas y su gusto por guillotinar a sus muñecas, y su difícil paso por la adolescencia y una nueva secundaria.
Lo que se conoce a los largo de ocho capítulos, donde el suspenso se une a la comedia y las complicaciones que trae el paso de la niñez a la adultez, que tienen entre sus creativos a Tim Burton.
El cineasta detrás de títulos tan inolvidables y oscuros, como El joven manos de tijera y El cadáver de la novia, que está ligado al proyecto desde los 90, cuando sería realizador de una cinta sobre los Addams.
Merlina se suma a la Academia Nunca Más
Algo que nunca se concretó, pero lo llevó hacía la serie como uno de sus ideólogos en compañía de Alfred Gough y Miles Millar -quienes figuran como showrunners-, en el papel de productor ejecutivo.
Además de director de sus cuatro primeras emisiones, que se inician con la gótica e impasible Merlina (una perfecta Jenna Ortega) como estudiante de la normal secundaria Nancy Reagan.
De la cual es expulsada luego de defender a su hermano poniendo pirañas en la piscina del establecimiento, al mismo tiempo que estaban en el agua los responsables del maltrato a Pericles.
Ante lo que Homero (Luis Guzmán) y Morticia (Catherine Zeta-Jones) deciden que el mejor lugar para que Merlina termine sus estudios superiores es la Academia Nunca Más, alma mater de la pareja.
Un exclusivo internado para todos los excluidos, como hombres lobo, sirenas, gorgonas y vampiros, que dirige una antigua alumna y ex compañera de Morticia, Larissa Weems (Gwendoline Christie).
Un asesino merodea al internado
La que la lleva al cuarto que compartirá con la colorida y positiva Enid Sinclair (Emma Myers), una chica lobo que todavía no logra ser completamente lobisona, que será clave en lo que está por venir.
Ya que la protagonista tratará de adaptarse -o huir- de la escuela mientras asiste a sesiones de terapia con la Dra. Kinbott (Riki Lindhome), además de resolver el misterio en torno a un monstruoso asesino.
El cual ya ha cobrado las vidas de varios “normis” o normales en el bosque cercano, y mata a uno de los alumnos frente a Merlina, haciendo que ella comience a tratar de saber qué o quién es.
Lo que realiza con la ayuda de Dedos, la mano con vida propia, al mismo tiempo que enfrenta un triángulo amoroso, trata de huir de la amistad que la acecha y lidia con la mala relación con su madre.
En una particular y muy entretenida serie, especie de mezcla entre Harry Potter con El mundo oculto de Sabrina, que alcanza sus mejores momentos cuando la protagonista despliega su gótica personalidad.
Lo que ocurre gracias al trabajo de Jenna Ortega, quien dota a su Merlina de un sombrío encanto, con el timing preciso tanto para comedia como el suspenso, y la destacada ambientación del espacio.