Coming-of-age es el término en inglés usado para definir las obras, tanto de la literatura como del cine, centradas en el paso a la adultez de su protagonista. El cual se convierte en el eje de la nueva película juvenil Metal Lords.
La que debuta a través del servicio de Netflix, avalada por conocidos nombres de la industria del entretenimiento, ya que es dirigida por Peter Sollett, realizador de Nick & Norah: una noche de música y amor, y su guionista es D.B. Weiss.
El cual junto a su socio creativo David Benioff -quien cumple el rol de productor ejecutivo de la cinta- dio vida a la famosa serie Game of thrones, de HBO, y en 2019 hicieron un acuerdo millonario para producir filmes y series para Netflix.
El cual incluye el título que debuta por la plataforma, mostrando un relato que tiene como coprotagonista al heavy metal, el género con los fanáticos más fieles del universo musical. Entre los que se cuenta Hunter (Adrian Greensmith).
Un adolescente que hizo de la música su refugio después de que su madre los abandonara a él y su padre, un reconocido cirujano plástico, cuando era niño. La misma época en que nació su amistad con el tímido Kevin (Jaeden Martell).
El que además es su compañero en SkullFucker, la agrupación de “post-death metal” donde él toca la guitarra eléctrica, mientras Kevin, quien es el tambor en la banda de su secundaria, se hace cargo, como puede, de la batería.
En camino a la batalla de bandas
Pero cuando llega a oídos de Hunter que pronto se hará una nueva Batalla de las Bandas, este enfoca todos sus esfuerzos en ganar la competencia con SkullFucker, a pesar de que su amigo todavía no es un buen baterista.
Lo que busca remediar comprando con la tarjeta de crédito de su papá una batería de doble pedal, para que su compañero practique constantemente. Aunque todavía hay un detalle por subsanar: encontrar un bajista para el grupo.
Lo que ocurre al mismo tiempo que Kevin conoce a Emily (Isis Hainsworth), la chica escocesa que asiste a su misma escuela y toca el chelo. Quien conquista su corazón y además podría ser la integrante que falta para SkullFucker.
Una idea desechada completamente por Hunter, que considera que las mujeres no son para el metal y el violonchelo no sirve para interpretarlo -claramente Weiss no conoce a Apocalyptica-, por lo que se enfrenta a su amigo.
En el inicio del conflicto dramático de la película, que suma los problemas que Hunter tiene con su padre o algunos de sus compañeros de escuela, y el que Emily debe medicarse para controlar sus ataques de ira.
Todo acompañado por temas de grupos como Black Sabbath y Metallica, referencias al metal y el cameo de sus figuras. Lo que no logra disimular que la cinta desperdicia la oportunidad de profundizar en los desafíos de sus atractivos personajes.