Así es Mi maestro el pulpo, el documental que le arrebató el Oscar a El Agente Topo
La particular relación entre un cineasta y un pulpo que vive en un bosque de algas es la que muestra este largometraje sudafricano que acaba de ganar el Oscar a Mejor Documental.
Antes de llegar a los Oscar, Mi maestro el pulpo ya había conseguido varios reconocimientos, en galardones como el Critics’ Choice Documentary Awards y en certamenes especializados como EarthxFilm Festival.
Y su buena racha continuó anoche, al quedarse con la estatuilla a Mejor Documental que le entregó la Academia en la discreta ceremonia que se realizó en Los Angeles.
Con ese logro, el largometraje sudafricano le arrebató el premio a El Agente Topo, la película de la realizadora chilena Maite Alberdi y que también estaba entre las favoritas.
Estrenado en septiembre pasado en Netflix, Mi maestro el pulpo es una inmersión a una historia bien particular, la de un cineasta sudafricano, Craig Foster, y la relación que establece con un pulpo. Sí, un pulpo.
Todo esto sucede en una zona costera cercana a Ciudad del Cabo, lugar donde Foster creció prácticamente dentro del agua.
Por eso en 2010, tras una crisis existencial, decidió volver a sumergirse y comenzó a bucear, sin tanque de oxígeno ni traje, en los fríos bosques de algas submarinas que están frente a su casa.
Abajo se encontró con criaturas fascinantes, pero la que más llamó su atención fue un pulpo.
Las enseñanzas del pulpo
Aunque en un comienzo el animal se mostró tímido y se escondía, pronto empezó a mostrar más confianza y a acercarse a este humano que, desde entonces, lo visitó día a día durante alrededor de un año.
Para Foster se convirtió en todo una obsesión saber cómo se comportaba este molusco y así se transformó en el principal motivo de sus inmersiones en esas aguas.
Así, se dio cuenta de la particular inteligencia de este animal, al observar cómo se defendía de los tiburones, por ejemplo, o las estrategias que adoptaba para alimentarse de cangrejos y caracoles.
Incluso, observó compartamientos soprendentes, como cuando el pulpo se acercó para pegar sus tentáculos a su cuerpo o como cuando lo vio en una especie de juego con un cardumen de peces.
Todas esas visitas a su nuevo amigo las registró a través de sus cámaras, las que junto con grabaciones de los directores Pippa Ehrlich y James Reed conforman el material que dio vida a Mi maestro el pulpo.
Esos bellos registros submarinos, que están entre lo más destacadable del premiado documental, se interacalan con fragmentos de una entrevista a Foster en la que confiensa que el pulpo le terminó enseñando mucho sobre su propia vida y le ayudó a encontrar el nuevo sentido que estaba buscando.
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