Aunque en el cine actual es el multiverso y su ilusión la tendencia de moda, todavía existen películas “sencillas” como Mis dos vidas que se atreven a jugar con la fórmula más simple del relato paralelo.
Donde su personaje principal puede experimentar diferentes vivencias, como una vez lo hizo Gwyneth Paltrow en la película Dos vidas en un instante, enfrentando distintas existencias al tomar el metro o no.
En una mezcla de fantasía y comedia dramática que se vuelve a utilizar en la nueva cinta original de Netflix, con la que la directora keniana Wanuri Kahiu debuta en un largometraje estadounidense.
Y lo hace dirigiendo a Lili Reinhart (Riverdale) como la protagonista de un relato que se inicia cuando Natalie, o Nat, está a punto de salir de la universidad y tiene todo planeado para su futuro.
Un proyecto a cinco años que incluye graduarse con honores, conseguir empleo en Los Angeles y hacer sus películas animadas. Pero antes vive una apasionada noche con su amigo Gabe (Danny Ramirez).
Un instante que puede marcar un antes y después en la noche de graduación, cuando siente náuseas y su mejor amiga Cara (Aisha Dee) la empuja a hacerse por si acaso un test de embarazo.
Dos realidades muy diferentes
Pero el malestar y los vómitos fueron una falsa alarma, causados por el sushi barato que comieron y el test sale negativo. Aunque en la escena siguiente este es positivo y deja a Nat sin saber qué hacer.
Dos instantes que marcan el inicio de la misma cantidad de narraciones paralelas que se desarrollan a lo largo de casi dos horas. En la primera de las cuales la joven protagonista y su amiga viajan a Los Angeles.
Mientras en la otra ella y Gabe deciden tener a su hijo, pero sin ser pareja, como lo deciden cuando le van a dar la noticia a los impactados padres de ella, Rick (Luke Wilson) y Tina (Andrea Savage).
Así, al tiempo que Nat es madre y ve cómo su hija Rosie crece, siempre con el apoyo de Gabe, en su otra realidad consigue trabajo como ayudante de su ídola en la animación, Lucy Galloway (Nia Long).
A lo que se suma el que comience una relación amorosa con un compañero de trabajo, Jake (David Corenswet) y trate de conseguir una voz como dibujante. Algo que también intentará en su otra existencia.
En la confirmación de que para Nat el tomar diferentes decisiones no la aleja de su esencia personal y profesional. Lo que se vive a lo largo de una cinta algo extensa, pero que se puede disfrutar gracias al carisma de Reinhart.