Más de 30 años después de su creación, Misterios sin resolver -la serie que marcó un antes y un después para el suspenso en TV-, retorna de la mano de Netflix, buscando cautivar a las nuevas generaciones con su “clásica” mirada a indescifrables casos policiales y paranormales.
Una apuesta por la realidad que ya no tiene un conductor -misión inolvidable en la figura de Robert Stack-, minimiza la cantidad de recreaciones, uno de los sellos del programa original, y además opta por relatar solo una historia en cada una de sus emisiones.
Así, a diferencia de los capítulos de su transmisión original entre 1987 y 2010 que ofrecían cuatro, ahora cada episodio se centra en un solo caso, como el que da inicio a su revival en la plataforma de streaming: El misterio del tejado.
El relato de este último se centra en Rey Rivera, quien poco después de casarse y mudarse con su esposa Allison a Baltimore para trabajar en la empresa de su mejor amigo, dejó su casa intempestivamente una noche, mientras Allison estaba lejos por trabajo.
Pasaban las horas y nada se sabía de su paradero o por qué había salido de esa forma. Ocho días más tarde, en mayo de 2006, la policía encontró su cadáver, clasificando su muerte de suicidio tras saltar del techo del histórico Hotel Belvedere.
Sin embargo, el médico forense catalogó su deceso de inexplicable y el espacio entre la azotea del hotel y el lugar donde fue hallado su cuerpo no podría haberse alcanzado con un salto normal. Detalles que a juicio de sus familiares implican la participación de terceros.
Desapariciones y un poco de suspenso paranormal
Ese el primero de los seis capítulos de este renovado Misterios sin resolver que ya están en el catálogo de Netflix -a los que en un futuro cercano se sumará media docena más-, donde las desapariciones son el ingrediente principal.
Esto porque a la historia de Rey Rivera también se suman las de emisiones como 13 minutos, en que se pierde la pista de una peluquera, o Testigo desaparecida, donde una joven nunca llega a declarar en un juicio contra su madre por posible asesinato.
Dentro de ellos se destaca, tanto por su factura como por dejar las fronteras de EE.UU. y viajar a Francia, la titulada La casa del terror. Sus trágicos protagonistas son los miembros de la familia encabezada por Xavier Dupont de Ligonnès.
Un conde galo que junto a su esposa y cuatro hijos vivían en Nantes hasta que no se supo de ellos por mucho tiempo. Pero, en abril de 2011, la policía francesa descubrió a la mujer y los jóvenes enterrados en el patio de su casa, sin rastros del patriarca de la familia.
A lo que hay que agregar que, como era costumbre en el programa original, su versión 2020 también da espacio a lo paranormal, teniendo como su contribución inicial El ovni de Berkshire, donde se revive el avistamiento de un objeto volador no identificado en 1969.
Una mezcla de ingredientes clásicos y retoques a su estilo narrativo, donde las recreaciones son mínimas y se duplican las declaraciones de familiares, amigos y testigos, que busca de manera simple reencantar a sus antiguos seguidores y sumar nuevos espectadores.
Todo en un revival con la firma John Cosgrove y Terry Dunn Meurer, creadores del Misterios sin resolver original, y Shawn Levy, productor de Stranger things, que está más cerca de una serie de suspenso que del documental, pero se puede ver y disfrutar sin culpa.