Desde hace décadas, varias palabras han sido usadas a través de las generaciones como un sello de su época, teniendo en nuestro país ejemplos como “groso” o “cachilupi”. Algo que también sucede en otros países, como lo refleja la nueva comedia juvenil: Moxie.
La nueva película original de Netflix que lleva como título un término que nació como la marca de una bebida en Estados Unidos y con el paso de las primeras décadas del siglo XX se transformó en sinónimo para una persona con determinación y un sustantivo de valentía.
Dos características claves en la trama de la segunda cinta como directora de la comediante Amy Poehler (Parks and recreation), donde deja atrás al maduro grupo de amigas de su ópera prima, Wine country, y se centra en la adolescente Vivian Carter (Hadley Robinson).
La protagonista de un relato simple y ágil, basado en la novela homónima de Jennifer Mathieu, que tiene como punto de partida el inicio de un nuevo año escolar, cuando Vivian se despide de su madre, Lisa (la misma Poehler), para dirigirse a la secundaria Rockport.
Escuela donde la chica de 16 años comenzará el a 11° grado junto a su amiga Claudia (Lauren Tsai), tratando de no hacerse notar y atentas a la lista que al comenzar el año determina a las “mejores” estudiantes en sexistas categorías como “la más obediente”.
Pero los aires de cambio empiezan a soplar con la llegada de una nueva estudiante. Su nombre es Lucy (Alycia Pascual-Peña) y desde el primer momento no oculta sus opiniones, convirtiéndose en blanco de maltrato por parte del popular Mitchell (Patrick Schwarzenegger).
Un gran cambio en la secundaria
Y es la aparición de Lucy, quien no tiene miedo a compartir sus ideas sobre misoginia y desigualdad, y tampoco le teme Mitchell, la que despierta en Vivian su aletargada visión sobre igualdad y justicia, y hace lo impensado en alguien con su tímida personalidad.
Inspirada en los fanzines -o publicaciones artesanales- que su mamá guardaba de sus días de rebeldía juvenil, la adolescente decide diseñar y publicar de manera anónima un folleto exponiendo la actitud agresiva y misógina de sus compañeros, en especial la de Mitchell.
Un fanzine al que bautiza Moxie, a pesar de ser un término en desuso, y que se convierte en el primer paso para que las estudiantes de Rockport expongan la discriminación que sufren a diario, tanto por género, raza, opción sexual o simplemente la forma en que visten.
Al mismo tiempo que la joven protagonista de la cinta amplía su grupo de amigas -algo que en un primer momento Claudia resiente-, ve con un poco de disgusto que su mamá tenga un admirador, y además inicia una romántica relación con el correcto Seth (Nico Hiraga).
Sin embargo, el eje de la cinta es cómo la tímida Vivian se convierte en la catalizadora de un movimiento contra la masculinidad tóxica, que poco a poco se va haciendo sentir dentro de la secundaria Rockford, a pesar de los intentos de su directora por acallarlo.
Y aunque Moxie no alcanza el nivel de realizaciones sobre adolescentes como La noche de las nerds, cumple con su objetivo de visualizar problemas actuales, eso sí que de una manera bastante simplificada, dando además su primer protagónico a la carismática Hadley Robinson.