Diversidad es una palabra que bien caracteriza la oferta de Netflix, siendo una vitrina para producciones de distintos rincones del mundo. Una selección a la que hoy se une Mujeres grandes y pequeñas, un drama simple y efectivo que llega desde Taiwán.
Una floreciente industria audiovisual que en el último tiempo ha contribuido a la plataforma con títulos como Llevo tu nombre grabado y ahora suma la película de Joseph Chen-Chieh Hsu, que fue una de las grandes nominadas en el festival de cine taiwanés Golden Horse.
La cinta que se inicia una mañana en el terminal pesquero de Tainan, en el sur de Taiwán, donde la Sra. Lin Shoying (Chen Shu-Fang) elige los pescados y mariscos que enviarán a su restaurante, mientras los vendedores le desean un feliz cumpleaños.
Una jornada que continúa con su llegada a casa y la preparación del desayuno para ella y su hija menor, Jiajia (Ke-Fang Sun), quien pronto debe ir a encargarse del restaurante y los preparativos de la celebración para su madre, que se llevará a cabo esa noche en el local.
Una imprevista tragedia familiar
Pero alguien telefonea a la chica desde el hospital y ella se traslada rápidamente a este y a la habitación de un hombre al que le cuesta respirar, siendo asistido pacientemente por su mujer. Su nombre es Chen Bochang (Lung Shao-Hua) y es ni más ni menos que su padre.
Un hombre que hace 20 años se fue a Taipei, dejando atrás a su esposa y a tres hijas, manteniendo contacto esporádico solo con una de ellas, Jiajia, quien ahora es testigo de la muerte de su papá en el mismo día en que su madre cumple 70 años.
Una noticia que entristece a sus hermanas, la bailarina Ching (Ying-Xuan Hsieh) y la cirujana Yu (Vivian Hsu), e impacta a la Sra. Lin, quien todavía siente rabia por quien la abandonó con tres niñas, después de serle infiel en muchas ocasiones.
Sin embargo, no está dispuesta a que nada ni nadie empañe su cena de cumpleaños y continúa con esta, mientras decide hacer o no en Tainan el funeral de su marido. Quien también es recordado con rencor por su hermano, debido a un antiguo problema familiar.
Luminoso melodrama
Desde ese momento madre e hijas, además de la hija adolescente de Yu, Clementine (Chen Yan-Fei), y su marido, el oncólogo Sean (Chang Hen), se centran en los preparativos de la ceremonia funeraria, que para la matriarca debe ser taoista y para Jiajia budista.
Pero este no es el único problema que rodea a la familia. También está el próximo viaje por estudios de Clementine a EE.UU. -que la chica no quiere realizar- y la grave noticia que recibe Ching: el cáncer que ya combatió hace algunos años ha vuelto.
Y a pesar de que las nubes de la desgracia parecen oscurecer los días de estas mujeres, la fuerza que unifica sus diferentes personalidades las hace soportar los embates de la vida. En medio de los cuales también aparecen otros personajes y hechos del pasado.
Una sucesión de melodramáticas situaciones que el director de Mujeres grandes y pequeñas logra iluminar con la calidez de sus personajes y algunas cuotas de humor, como cuando la Sra. Lin descubre a su marido con otra en un hotel y él salta por la ventana.
Donde además son claves las actuaciones de su elenco, entre quienes se destacan Chen Shu-Fang -una respetada actriz con más de 60 años de carrera-, como la determinada Sra. Lin, y Ying-Xuan Hsieh en el papel de la rebelde, pero sensible Ching.