Nadie sabe que estoy aquí: la emotiva e imperdible película chilena de Netflix
El primer largometraje con sello nacional de Netflix presenta la historia de Memo, un callado hombre que debe confrontar los traumas de su pasado. La cinta es protagonizada por Jorge García (Lost), Luis Gnecco y Millaray Lobos.
Como un triple debut puede catalogarse la llegada a Netflix de Nadie sabe que estoy aquí. Esto porque no solo es la primera cinta original chilena de la plataforma, sino que también es el primer largometraje de su director, Gaspar Antillo.
Y con ella, además, el actor estadounidense Jorge García, mejor conocido como Hurley de la serie Lost, asume por primera vez un papel protagónico y en un filme realizado en el país de origen de su padre, el médico chileno Humberto García.
Este rol es el de Memo Garrido, quien en la actualidad ayuda a su tío Braulio (Luis Gnecco) en la curtiembre de pieles de oveja en una granja vecina al lago Llanquihue. En medio de la naturaleza y el trabajo duro este hombre esconde los traumas de su pasado.
Hace muchos años él era una joven promesa del canto y, empujado por su padre, Jacinto (Alejandro Goic), buscó fama en Miami. Pero debido a sus kilos de más, un productor decidió que le prestaría su voz a otro chico con mejor “look”, Angelo Casas (Vicente Álvarez).
Ahora Memo escapa de los recuerdos y de la compañía de otras personas, a excepción de su tío. Aunque en la soledad de su cuarto sueña con las luces de un escenario, mientras confecciona un brillante atuendo y lee las memorias de un maduro Angelo (Gastón Pauls).
Pero su rutina sufre un quiebre el día en que uno de los proveedores de su tío se enferma y manda con sus pieles a Marta (Millaray Lobos), una joven que de inmediato nota la presencia del silencioso Memo, a quien nunca ha visto en el pueblo.
Un pausado y preciso relato
La repentina presencia de Marta en su vida comienza a despertar a Memo de su adormecimiento, del empantanamiento de su existencia que comenzó cuando la fama se le arrancó de sus manos siendo un niño y luego lo hizo buscar refugio en el fin del mundo.
En compañía de su nueva amiga, él se atreve además a hacer algo impensado: grabar en el celular de ella un corto video interpretando Nobody knows I’m here, el gran éxito con su voz, pero que todos recuerdan con la imagen de la estrella pop juvenil llamada Angelo.
Así, con un ritmo pausado, pero que nunca deja de enganchar al espectador, Antillo -que obtuvo el premio a Mejor Nuevo Director en Tribeca- va dibujando la historia de Memo, quien hasta ahora había ocultado del mundo sus traumas y secretos.
Sin embargo, su interpretación se vuelve viral y lo obliga a reencontrarse con el pasado, como también con su padre y un accidente que cambió también las vidas de otros. Una sucesión de momentos, sentimientos y revelaciones, sin aspavientos ni grandes dramas.
Y es precisamente esa sutileza en el desarrollo del conflicto un ingrediente clave, que hace de Nadie sabe que estoy aquí una singular y emotiva película, además de la imperdible carta de presentación del cine chileno en el catálogo internacional de Netflix.
Una cinta que también permite a Jorge García desvincular su imagen a la del amable y complejo Hurley de Lost, y, por lo menos ante los chilenos, convertirse en otro muy buen personaje: Memo; quien a pesar de no hablar mucho se expresa con su actitud y miradas.
Además, confirma, de paso, su buena capacidad vocal al interpretar el tema central del largometraje, que compuso Carlos Cabezas y en su letra reafirma los sentimientos de su protagonista: “nadie sabe que estoy aquí, nadie me habla y nadie me puede liberar”.
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