Fue en 2018 que Harlan Coben firmó el acuerdo con Netflix para convertir en series varias de sus novelas a lo largo de cinco años. Una fructífera sociedad creativa que hoy presenta su producción original número siete: Ni una palabra.
La más reciente adaptación de la obra del autor estadounidense que debuta luego de que en 2021 se estrenaran El inocente, Por siempre jamás y Quédate cerca, ampliando un listado que finalmente debería llegar a 14 títulos.
Y, siguiendo con la línea de realizar los espacios en diferentes países de Europa, el Cobenverso, como podría llamarse la saga de suspenso serial emulando la moda de los universos cinematográficos, retorna a Polonia.
Lo que ocurre dos años después de que se conociera Bosque adentro, la adaptación de su libro El bosque, que mostraba cómo el fiscal Paweł Kopiński (Grzegorz Damięcki) buscaba la verdad sobre la desaparición de su hermana.
Cuando nuevamente la ciudad de Varsovia cumple un rol relevante como escenario, más específicamente el acomodado condominio suburbano donde viven Anna y Michał Barczyk (Magdalena Boczarska y Leszek Lichota).
La desaparición que marca el inicio del relato
Un matrimonio que lo tiene todo. Sin embargo, su hijo Adam (Krzysztof Oleksyn) no ha vuelto a ser él mismo tras la muerte de su amigo Igor (Piotr Napierała), lo que lleva a Anna a poner un sistema de rastreo en su celular.
Lo que su marido le pidió no hacer, pero permite a la madre ver una conversación del adolescente con su novia, Kaja (Agata Labno), donde se echa la culpa de lo que sucedió, preocupándola más cuando desaparece.
Todo empeora cuando la ya desesperada Anna llega hasta un apartado lugar que frecuentaba el muchacho, donde desconocidos la golpean tras creer ver a su hijo esconderse entre unos galpones de ese sitio.
Pero, como en toda narración con la firma de Cohen, ese es solo el inicio de varias revelaciones que van enredando aún más los diversos hilos de la trama. Como la identidad de una mujer que aparece muerta en un basural.
La cual es la madre de Jásmina (Klementyna Karnkowska), la mejor amiga de Ola Barczyk (Dominika Krzeminska), que además sufre de acoso en el colegio por un desafortunado comentario hecho por un profesor.
Un viejo conocido se suma a la trama
Un asesinato que el público, gracias a una de las escenas iniciales, ya sabe que fue realizado por una violenta pareja. La cual, a lo largo de los capítulos siguientes, va raptando a más personas para saber la ubicación de un laptop.
Sin olvidar la aparición de un viejo conocido: Paweł Kopiński, el fiscal de Bosque adentro que ahora trabaja como asesor legal, está casado con su eterno amor Laura (Agnieszka Grochowska) y es padre de Kaja, la pareja de Adam.
El cual en un primer momento es solo testigo de todo lo que pasa a los Barczyk hasta que decide tomar cartas en el asunto, cuando accede al caso de la muerte de Igor, que fue catalogada como accidental, y algo llama su atención.
Con lo que se suman más protagonistas y dudas en torno a una trama donde nuevamente es clave la capacidad de Coben de desarrollar un verdadero puzzle, que solo revela todas sus piezas en los instantes finales del relato.
Lo que convierte a Ni una palabra en una de las adaptaciones con más misterios y víctimas de lo que hasta ahora había mostrado Netflix, que dejará una vez más al espectador al filo del asiento a lo largo de sus seis episodios.