Noches Blancas, un refrescante arribo al catálogo adolescente de Netflix
Una pequeña película, encantadora y fresca. Así es Noches Blancas, apuesta adolescente y navideña de Netflix protagonizada por Mitchell Hope y Kiernan Shipka.
Ya empezó la temporada navideña en Netflix y Noches Blancas es la primera apuesta de esa cartelera, una película adolescente que deja buena sensación gracias a sus entrañables y frescos protagonistas, un grupo de jóvenes de un pueblo pequeño que en vísperas de Navidad saca a relucir, sobre todo, sus buenos sentimientos.
Basado en un libro con tres historias, escrito por John Green, Maureen Johnson y Lauren Myracle, la cinta es un buen ejemplo de cuando los algoritmos de Netflix funcionan bien: Navidad, comedia romántica y elenco de caras conocidas se mezclan en una buena y justa medida.
En medio de la nieve, estos amigos muestran cómo los pilla fin de año: entre otros, está el tímido enamorado en silencio de su mejor amiga, una adorable lesbiana interesada en una chica que no se atreve a salir del clóset y la pequeña celópata que empieza a entender que ella vale más que cualquier pololo, todos observados por una extraña mujer que recorre el pueblo en su camioneta, interpretada por la siempre adorable Joan Cusack.
También está el cantante famoso que conoce a una chiquilla común y corriente, el melómano que sueña con ser DJ y los antagonistas, que al final no lo son tanto.
Carisma actoral
Gracias a los actores que le dan vida, el filme adquiere ribetes realistas y enternecedores. Está el guapo y sensible Mitchell Hope, Kiernan Shipka (la más nueva bruja Sabrina) e Isabela Merced (Dora), entre otros prometedores artistas.
La trama no es demasiado original, pero se sigue con interés. El director, el británico Luke Snellin, logra un trabajo eficiente. No es una obra de arte, pero puso la cantidad justa de espíritu navideño, además de elegir con buen oído una entretenida banda sonora que incluye clásicos de The Clash y The Rolling Stones.
Eso a veces basta para un rato de ocio frente a la pantalla.
El filme dura sólo 93 minutos que se pasan volando y que mantienen en alto a las comedias adolescentes y las películas que nos acercan a lo mejor de la Navidad.
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