Hace unos meses la barcelonesa Anna Castillo conquistó a los suscriptores de Netflix con su rol de Margot en Un cuento perfecto, para ahora volver a la plataforma con Nowhere.
La película dirigida por Albert Pintó en que ella deja atrás la comedia romántica para convertirse en la gran protagonista de una trama que se mueve entre suspenso y drama.
Un último género acá enfocado en su apartado de supervivencia, con la historia de una madre que lucha por mantenerse con vida en la circunstancia más adversa.
A la que llega a los minutos del inicio de la cinta que, a pesar de hacerse un poco extensa y monotemática, se sostiene gracias a lo singular de su relato.
Además del intenso trabajo que realiza Castillo como Mía, una embarazada que al partir el metraje busca refugio junto a su marido Nico (Tamar Novas).
Esto porque en el mundo distópico en que se mueven, controlado por un régimen totalitario, la falta de recursos llevó a que ancianos, niños y embarazadas sean eliminados.
Una lucha por la sobrevivencia
Lo que empujó al matrimonio a sumarse a las personas que tratan de viajar hasta Irlanda, un territorio libre, donde las trasladaron de manera ilegal.
Pero la aparición de las fuerzas armadas provoca que la pareja se separe y, tras una tormenta en alta mar, Mía quede sola dentro de un container y a la deriva.
Una situación que obliga a la madre, que carga con el peso de haber perdido a su hija mayor, a encarar una situación adversa que empeora con el paso de las horas.
Porque el agua del mar se apodera del container mientras Mía solo cuenta con escasa bebida y comida, además de que comienza su trabajo de parto.
Así, en poco tiempo ella se encuentra con un recién nacido, tratando de sobrevivir con su ingenio y los envases de plástico, polerones y audífonos que estaban en unas cajas.
Al mismo tiempo que la angustia empieza a borrar la esperanza y Castillo ofrece una sólida actuación que se toma por completo la pantalla, sin caer en el melodrama.