El drama y el suspenso se apropian de la fiesta en Oktoberfest: cerveza y sangre
La nueva miniserie alemana de Netflix muestra el enfrentamiento entre dos familias cerveceras del 1900, que tiene como escenario la tradicional celebración bávara.
Realidad y ficción conviven en la serie ambientada en una de las más antiguas fiestas tradicionales de Europa: la Oktoberfest, celebración que desde inicios del siglo XIX se viene realizando en la ciudad alemana de Munich y donde la cerveza es la gran protagonista.
Un evento que nació como festejo de una boda real y que luego se transformó en la cita de miles de bávaros, pero también en la de muchos dueños de cervecerías. Como los principales personajes de la serie que debuta en Netflix, subtitulada Cerveza y sangre.
Un nombre que en algo resume la trama de su historia que se sitúa en 1900, cuando Múnich ya albergaba a varios representantes de la pujante industria de la cerveza local; los mismos que además tenían derecho a poner sus carpas en la Oktoberfest de cada otoño.
Todo comienza a transformarse cuando llega a la ciudad Curt Prank (Mišel Matičević), un importante empresario de Núremberg que quiere expandir su imperio y ser parte de la festividad. Algo difícil por no ser oriundo del lugar y que su cerveza venga de otra región.
Sin embargo, Prank no está acostumbrado a que sus planes no se concreten -en especial su sueño de instalar la carpa más grande y elaborada del festival- y, con la ayuda del Concejal Alfons Urban (Michael Kranz), comienza a poner en marcha sus maquinaciones.
Una confabulación que implica sobornos, extorsiones e incluso asesinato, además de arriesgar el funcionamiento de las más pequeñas y tradicionales cervecerías de Múnich, como la Deibel de la familia Hoflinger, que desde hace ya un tiempo lucha con las deudas.
Dramas y pugnas familiares
Y son precisamente los integrantes de esta familia quienes comparten el protagonismo con el manipulador Prank. Entre ellos Maria (Martina Gedeck), quien tras la trágica muerte de su esposo, Ignatz (Francis Fulton-Smith), queda a cargo de la cervecería.
Pero no son solamente las razones laborales las que unen sus caminos. Esto porque la hija de Curt, Clara (Mercedes Müller), vive un apasionado encuentro con el mayor de los jóvenes Hoflinger, Roman (Klaus Steinbacher), que tiene posteriores consecuencias.
Sin embargo, la miniserie -de seis capítulos– también se alimenta de otras subtramas. Como la que encabeza el menor de los Hoflinger, Ludwig (Markus Krojer), un talentoso dibujante que entabla amistad con Gustav Fierment (Vladimir Burlakov) y sus bohemios compañeros.
Además de la presencia del oscuro empresario local Anatol Stifter (Maximilian Brückner) y una nueva ley sobre el origen de la cerveza; una tribu que proviene de Samoa y será exhibida en la feria, y los cambios sociales que empiezan a asomarse por esos años.
Vivencias de personajes que deambulan en medio de una convincente recreación del imperio alemán de inicios del siglo XX, donde además se destacan las actuaciones del elenco de Oktoberfest: cerveza y sangre, en especial las de Gedeck y Matičević.
En un drama de época, con suspenso y violencia, que confirma el nivel de las series alemanas del catálogo de Netflix -con Dark como su mejor ejemplo-, y que además ofrece un vistazo al pasado de la famosa celebración cervecera que incluso en Chile tiene eco.
Comentarios