Así como en La Biblia Moisés libera de la esclavitud a miles de judíos a través del Mar Rojo, en Operación Hermanos (The Red Sea Diving Resort, como se llama la película en inglés) Chris Evans interpreta a un agente secreto cuyo objetivo es salvar a centenares de judíos etíopes, refugiados en Sudán, y llevarlos a Tierra Prometida.
Inspirado en hechos reales que ocurrieron a comienzos de los años 80, el filme sigue a Ari Levinson (Evans) y Sammy Navon (Alessandro Nivola), agentes del Mossad (el servicio secreto de Israel) que ayudan a Kebede Bimro (Michael K. Williams) a llevar a un grupo de etíopes hasta un campo de refugiados sudanés, para luego tratar de conducirlos hasta Israel.
Para lograrlo, a Levinson se le ocurre un ingenioso plan: utilizar un centro de buceo abandonado como base para las operaciones de rescate, estrategia tan ocurrente como arriesgada que pondrá varias veces en jaque a sus autores.
Refugiados, un tema de siempre
El filme tiene el mérito de apegarse medianamente a la realidad y de ofrecer bastante acción e intriga, pero no de esa demasiado alambicada que al final peca de ambiciosa.
Eso sí, tal vez hubiera sido más interesante y emocionante si la historia se hubiera contado desde el punto de vista de los refugiados etíopes, más que desde la perspectiva de los agentes, que es como aquí está planteada.
En síntesis, es una cinta entretenida que trae a colación el tema de los refugiados, siempre presente en la historia de la humanidad con una factura correcta y buenas actuaciones, que incluyen al siempre eficiente Ben Kingsley.
Si a eso le sumamos la presencia del guapo de Chris Evans, Operación Hermanos se convierte en una buena excusa para ver una película de acción sin mayores pretensiones.
No apagues la pantalla cuando llegue el momento de los créditos finales; podrás ver imágenes de los personajes reales que inspiraron esta película.