Oxígeno: suspenso y ficción se combinan de la mejor forma en la nueva cinta original de Netflix
Mélanie Laurent es protagonista de la película dirigida por Alexandre Aja, que muestra la claustrofóbica historia de una mujer que despierta de improviso en una cámara criogénica.
Los espacios cerrados han sido escenario de interesantes propuestas fílmicas, que tienen su ejemplo máximo en Sepultado (2010), con Ryan Reynolds como un hombre aprisionado en un ataúd de madera. Una apuesta por la claustrofobia que es también la esencia de Oxígeno, cinta que estrena Netflix.
Una coproducción entre Francia y Estados Unidos, donde el realizador galo Alexandre Aja deja de lado el terror que le ha dado un nombre -gracias a cintas como Infierno en la tormenta– para enfocarse en un relato que en su primera parte mezcla drama y suspenso.
Desde que una figura en medio de la penumbra empieza a romper la especie de mortaja que cubre su cuerpo y no le permite moverse ni respirar. Luego de rasgar esa cubierta, queda expuesta una mujer que descubre que está encerrada en una pequeña cabina.
Un cubículo que al encender sus luces le permite ver que ella (Mélanie Laurent) está conectada a su sistema por medio de sondas que al parecer la mantienen con vida. ¿Estará gravemente enferma?, es una de las primeras interrogantes que pasan por su cabeza.
El problema se agrava cuando se da cuenta que no recuerda su nombre ni nada de su pasado, llegando a su mente solamente rápidas y reducidas imágenes sobre lugares y personas. Pero una esperanza se hace presente con MILO (voz de Mathieu Amalric).
El nombre de la inteligencia artificial que maneja su entorno, que como ya se sabe es una cámara criogénica, y le advierte que solo le queda una pequeña reserva de oxígeno; pero además le ofrece acceso a una llamada de emergencia que la conecta con la policía.
Sola frente a la adversidad
Gracias a ésta, Elizabeth Hansen, como descubre que se llama, habla con un agente y él se compromete con dar con su paradero. Y además MILO le permite acceder a la información que de ella se encuentra en internet, descubriendo que es una importante científica.
Una doctora en biogenética que está detrás de la cámara de las industrias Cryosalide en que se encuentra -asignada al paciente Omicron 267-, que ha recibido decenas de reconocimientos por su trabajo y está casada con Léo Ferguson (Malik Zidi), o cree estarlo.
Y es cuando intenta llamar a uno de los teléfonos que MILO encuentra de su marido, que establece contacto con quien será clave en un importante pasaje por venir y hará que el relato se encamine directamente hacia el cine de ciencia ficción mezclado con el suspenso.
Un cambio de enfoque de la trama que sorprenderá a varios de los espectadores, pero hará sentido si se da una mirada a todo lo que la narración ha presentado hasta el momento, con la tecnología -ejemplificada en MILO y la cápsula-escenario- como la otra protagonista.
En medio de una sensación de urgencia que representa la cada vez más grave falta de oxígeno y los intentos de la inteligencia artificial por “ayudar” a Elizabeth con anestésicos e incluso el “protocolo de eutanasia humanitaria”, que es simplemente una inyección letal.
Una historia que a pesar de sus pocos elementos logra entretener y sorprender, gracias al manejo de la tensión que logra Aja y, en especial, a la actuación de Mélanie Laurent, quien se lleva todo el peso del relato de Oxígeno, dando vida a una mujer que solo desea sobrevivir.
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