A lo largo de cinco décadas de carrera, Don DeLillo se ha situado como uno de los autores claves de la literatura estadounidense, con obras como White noise o Ruido de fondo como mejores ejemplos.
La novela publicada en 1985, catalogada por los críticos como pieza clave de la literatura postmoderna -algo nunca avalado por DeLillo-, que ahora llega a la pantalla de Netflix como una película.
La tercera adaptación para la pantalla de una de sus obras, tras la mirada a Cosmopolis de David Cronenberg en 2012 y la versión de 2016 del francés Benoît Jacquot para su novela breve Body art.
Una revisión audiovisual a las inusuales vivencias de la familia del académico Jack Gladney, adaptada y dirigida por el reconocido guionista y realizador Noah Baumbach (Historia de un matrimonio).
Con lo que Baumbach agrega a su currículo el haber convertido en imágenes un libro catalogado muchas veces como infilmable, dando vida a un largometraje que claramente no es fácil de seguir.
El paso del libro a la pantalla
Sin embargo, la cinta logra involucrar al espectador que se atreva en una trama claramente particular, pero que mantiene la sátira y crítica en torno al consumismo y la educación académica.
Donde además es gravitate el miedo a la muerte y el que su director le pruebe al mundo que puede abandonar el naturalismo de su obra para sumirse en la irrealidad y la compleja visión de DeLillo.
La que se transforma en el relato de más de dos horas, ambientado en los 80, que se inicia con la charla de uno de los colegas del protagonista en College-on-the-Hill sobre choque de autos y optimismo.
Para luego pasar a la cotidianidad de Gladney (un impecable Adam Driver), un experto en Hitler que no sabe hablar alemán, en la casa que comparte con su cuarta esposa Babette (Greta Gerwig).
Donde además viven los hijos que cada uno ha aportado de anteriores matrimonios, Heinrich (Sam Nivola), Steffie (May Nivola) y Denise (Raffey Cassidy), además del pequeño de ambos, Wilder (Henry Moore).
El evento que afecta la vida de los Gladney
Pero algo inquieta a la adolescente Denise: el cambio de humor de su madre y las extrañas pastillas que la ha visto consumir a escondidas. Aunque poco después se desata el verdadero problema.
Un accidente entre un tren y un camión provocó el escape de gases que se transforman en el denominado Evento Tóxico Suspendido, como también se llama el segundo de los tres actos de la cinta.
El que lleva a los Gladney a abandonar su casa intempestivamente y sumarse a las decenas de autos en un alocado escape, en uno de los momentos más incontenibles de la narración.
La que también incluye las conversaciones y debates de Jack con sus colegas, el drama matrimonial provocado por una decisión de Babette y la placidez que respiran en los pasillos del supermercado.
El lugar también elegido por Baumbach para poner fin, en medio de una coreografiada escena con la música de LCD Soundsystem, a su imperfecta pero encomiable adaptación de la obra de DeLillo.