Seguridad: la nueva película italiana de Netflix marcada por el suspenso y el drama
Peter Chelsom dirige la cinta ambientada en una ciudad costera de Italia, donde el dueño de una empresa de seguridad debe investigar el violento ataque a una adolescente.
El inglés Peter Chelsom ha desarrollado gran parte de su carrera en Hollywood, dirigiendo en suelo estadounidense películas como Señales de amor y El espacio entre nosotros. Sin embargo, ahora vuelve a Europa incursionando en el género del suspenso con Seguridad, que se acaba de estrenar en Netflix.
Un retorno al Viejo Continente, aunque no a Reino Unido sino que a Italia, para filmar el primer thriller de su carrera, marcada hasta el momento por el drama y la comedia, llevando a la pantalla la novela homónima del escritor norteamericano Stephen Amidon.
Donde la trama abandona el entorno original del libro, en los suburbios de Stoneleigh, Massachusetts, para trasladarse a Forte dei Marmi, un balneario de la Toscana al que acostumbran ir las familias más acomodadas del norte de Italia durante el verano.
Sin embargo, su relato no tiene como escenario los meses estivales sino el invierno, cuando la ciudad costera ya no tiene sus playas ocupadas por los turistas y su bullicio, y son las personas que viven y trabajan allí los que se mueven por sus casi siempre tranquilas calles.
Pero de cuando en cuando, algo viene a quebrar la quietud de la ciudad-balneario. Como la noche de un domingo en que una jovencita, que luce lastimada y algo desorientada, llama a casi todos los citófonos de las acomodadas casas de una calle local en busca de ayuda.
Una búsqueda que queda registrada en las cámaras a cargo de la empresa de Seguridad Raffaelli, la cual dirige Roberto Santini (Marco D’Amore), quien esa misma noche descubre al adolescente Dario Nobile (Giulio Pranno) conduciendo ebrio su automóvil.
Un puzzle policial
Sin embargo, ese domingo ocurre algo más: la chica del incidente, que ahora se sabe que es Maria (Beatrice Grannò), es supuestamente agredida por su alcohólico padre, Walter Spezi (Tommaso Ragno), ante las miradas y las cámaras de los celulares de sus vecinos.
Y Santini es quien empieza a tratar de descubrir qué sucedió realmente con Maria y quién la golpeó con tanta violencia. Aunque hay otras cosas que complican la existencia del principal encargado de seguridad de Forte dei Marmi, como su sonambulismo.
Además de algunos problemas en casa, como la tensa relación con su esposa Claudia (Maya Sansa), quien se está postulando a alcaldesa por una partido de derecha, con el apoyo de uno de los hombres más ricos de la ciudad, Curzio Pilati (Fabrizio Bentivoglio).
A lo que suma el que su hija, la adolescente Angela (Ludovica Martino), tiene un romance con un hombre mayor, que el público ya sabe que se trata de Stefano Tommasi (Silvio Muccino), el novelista que dicta un taller de escritura creativa en su secundaria.
Lo que Santini aún ignora, pero pronto comenzará a dilucidar, es que, como en todo relato ambientado en una localidad más bien pequeña -y aludiendo claramente a dicho “pueblo chico, infierno grande”-, el violento hecho del inicio del relato involucra a varios conocidos.
Y será él el encargado de ir encajando las piezas de un puzzle policial que involucra falta de empatía y la manipulación por dinero. Lo que Chelsom va narrando de forma muy pausada en Seguridad, dejando de lado por varios momentos el suspenso para centrarse en el drama.
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