Desde las series al largometraje, pasando del humor a la tragedia o al suspenso, las producciones polacas se han convertido en una exitosa adición al abultado catálogo europeo de Netflix, sumando ahora la comedia y el drama de la singular Sexify.
Una creación de Piotr Domalewski y Kalina Alabrudzińska que, a través de ocho episodios, muestra las vivencias de tres muchachas luego de que una de ellas, una estudiante de ingeniería en informática, busca ganar una competencia de nuevas aplicaciones.
Su nombre es Natalia (Aleksandra Skraba) y solo tiene en mente ganar el concurso interuniversidades organizado por el gobierno polaco, con la aplicación que también le ayude a terminar su último año de estudios superiores con la mejor calificación.
Pero el nuevo docente a cargo del ramo en el que deben preparar la tesis y trabajo final no cree que el proyecto de Natalia para optimizar el sueño, mediante una aplicación computacional, sea lo mejor. Para él todo debe ser “sexi” y debe lograr excitar a sus pares.
Y mientras la joven programadora lidia con el inminente fracaso, el relato introduce a sus otras dos protagonistas. La primera es Paulina (Maria Sobocinska), la amiga de Natalia que hace un tiempo se mudó del dormitorio estudiantil para vivir con su novio.
Y la segunda es Monika (Sandra Drzymalska), quien abandonó los estudios hace un tiempo para dedicar más tiempo a pasarlo bien, conociendo íntimamente a diferentes chicos. Pero su papá no está dispuesto a seguir manteniéndola sin que termine la universidad.
Una investigación en el mundo del sexo
Sus caminos se empiezan a unir luego de que Natalia decide que su aplicación estará enfocada en mejorar los orgasmos de las mujeres, aunque su conocimiento en el tema sea limitado. Un proyecto que se vuelve desafío al empezar a competir con un compañero.
Por su parte, la católica Paulina busca mejorar los encuentros sexuales con su futuro marido -los que hasta el momento son breves y poco satisfactorios para ella-, mientras Monika trata de sobrevivir sin el dinero y el departamento que le costeaba su papá.
Así, con esta última enfocada en terminar su carrera con la ayuda del proyecto de la cerebral Natalia, mientras habita una humilde pieza en el dormitorio estudiantil, y Paulina buscando mejorar su vida sexual, comienza a desarrollarse la historia de Sexify.
La que lleva al espectador a través de datos científicos, encuentros sexuales y el despertar emocional de sus protagonistas; además de la consolidación de su amistad y darse cuenta que la sexualidad para las mujeres es demasiado diferente a la de los hombres.
Y mientras Natalia y compañía tratan de encontrar la “llave universal” del orgasmo femenino, también aparecen conflictos más dramáticos que le ofrecen diversidad al relato, como la tensa relación de Monika con su padre o la nula habilidad social de la ingeniera.
Todo lo que se complementa con una ambientación colorida, muchos símbolos fálicos y una banda de sonido que reafirma el tono sexual de la trama. Lo que hace de Sexify una serie solo para adultos, valiente y desinhibida, que sería aún mejor si sus episodios fueran un poco más cortos.