Probablemente hay un puñado de películas que tengan una trama similar a Siente el Ritmo, sobre una joven que se reencuentra con su antiguo amor en el pueblo natal que dejó para seguir su sueño. No obstante esta cinta dirigida por la australiana Elissa Down, tiene una característica más: entrega un potente mensaje de inclusión.
Todo comienza con una bailarina que está buscando un lugar en Broadway, pero las cosas no le resultan como quiere, por ende tiene que volver a vivir con su padre.
En el rol verás a la actriz y cantante Sofia Carson, la estrella Disney conocida por la comedia Austin & Ally. En su primer protagónico para el servicio de streaming, muestra cómo esta profesional tiene que lidiar con la frustración y ser más humilde para lograr sus metas.
No es una tarea fácil ese cambio de personalidad. Menos, cuando tiene que hacerse cargo de la escuela de danza del lugar, para que el grupo de niños y niñas que participa ahí, logre ir a la final de un campeonato del condado.
Por supuesto, ella llega con arrogancia, pero sin darse cuenta el grupo de estudiantes le hace notar que con mejor ánimo, más preocupación y mayor recepción de las demandas de cada uno de los integrantes del ballet, podrá llegar lejos e, incluso, brillar por sí misma.
Un mensaje de inclusión en Siente el Ritmo
En esta cinta musical pensada para el público adolescente, se tratan varios temas que incumben a ese rango etário.
Uno de ellos es el bullying por Redes Sociales. Por supuesto que acá está desmesurado, pero la sobreexposición en la que se ve inmersa Abril, su protagonista, hace que pierda el ánimo para seguir adelante con su vocación. Y no sólo eso. También la desconcentra en un momento clave de su trabajo.
Sin embargo, la ayuda de una mano amiga, hace que se levante del suelo y siga adelante con el mismo empeño que puso desde los seis años, cuando decidió que quería dedicarse a este arte.
Eso no es todo, también muestra que para ser bailarín no se necesita un cuerpo perfecto, sino que valentía y entusiasmo por lo que se practica.
Así se entendía, al menos, en la escuela de danza, donde se encontró con niños que usaban lentes, delgados, gordos y, también, una chica con sordera, pero que podía moverse igual o mejor que el resto de los compañeros, sólo sintiendo las vibraciones.
Por supuesto que el amor no podía faltar, y en ese papel aparece Wolfgang Novogratz (el mismo de la película Sierra Burgess is a Lose, de Netflix), con quien –como ya mencionábamos– se vuelve a encontrar, luego de un largo período separados.
Ojo, las coreografías del filme fueron creadas por Mia Michaels, quien ganó el Emmy por el reallity show So You Think You Can Dance, y quien ha trabajado con Madonna, Ricky Martin y Prince.