A casi un año del debut de Flamin’ Hot: el sabor que cambió la historia, la película original de Netflix, Sin glasear, viene a contar la historia de otro alimento símbolo de EE.UU.
Ni más ni menos que las Pop-Tarts, los exitosos pastelillos de tostadora lanzados a mediados de los 60 por Kellogg’s y que hasta hoy son un favorito de los estadounidenses.
Y si el relato en torno a los Cheetos picantes optó por el drama con comedia, la cinta sobre el bocadillo dulce apuesta todo por este último género y su faceta más irónica.
Lo que se concreta bajo la guía de Jerry Seinfeld, quien tras su sitcom Seinfeld y la animada Bee Movie, vuelve a un rol protagónico y además debuta como director.
Sin olvidar que también es uno de los guionistas y productores de una trama amena, pero confusa, que con mucha ficción relata cómo nacieron las tartas para el desayuno.
La que tiene como narrador a un desconocido que se encuentra en un local tomando un café y le cuenta la verdad sobre las Pop-Tarts a un niño que decidió escapar de su hogar.
Kellogg’s versus Post
Una inusual opción creativa para darle el vamos a una trama ambientada a inicios de los 60, cuando el desayuno estadounidense constaba esencialmente de leche y cereal.
Cuyo escenario es Battle Creek, Michigan, la pequeña ciudad que coincidentemente es hogar de Kellogg’s y Post, las grandes empresas que compiten por el mercado del cereal.
En la primera de las cuales trabaja el propio narrador, Bob Cabana (Seinfeld), el director de desarrollo de la empresa dirigida por esos años por Edsel Kellogg III (Jim Gaffigan).
Y quien, tras la sospechosa actitud de Marjorie Post (Amy Schumer), la dueña de la compañía rival, en los premios Tazón y Cuchara de 1963, descubre algo preocupante.
En Post están desarrollando un tipo masa con jalea, tal vez transportable, que se basa en una idea que “tomaron prestada” y haría a la compañía superar a su competencia.
No si antes en Kellogg’s logran ganar la carrera en el producto que cambie el desayuno para siempre, por lo que Bob trae de vuelta a Donna “Stan” Stankowski (Melissa McCarthy).
Una carrera con muchos obstáculos
La experta en alimentos y ciencia que además suma al equipo de desarrollo a los “genios” en apartados como helados, bicicletas y bienestar, junto a la computadora UNIVAC.
En una competencia por el desarrollo de un alimento clave, que es solo superada por la carrera espacial que al mismo tiempo se efectúa en la NASA para llegar a la luna.
Sin embargo, el grupo liderado por Bob y Stan no solo tiene como enemigo a Marjorie, sino que también al despiadado sindicato de lecheros que no quiere un alimento sin leche.
Pero los problemas están lejos de terminar como también las situaciones y personajes descabellados, que son parte de una cinta tan ágil como sobrepoblada.
Donde el Tigre Tony (Hugh Grant), Kennedy, Khrushchev y los publicistas de Sterling Cooper se mezclan con chistes y alusiones a la política y la cultura pop de los 60.
Los que no siempre son tan divertidos como se espera de una película que tiene, delante y detrás de cámara, a varias figuras de la comedia estadounidense del último tiempo.