El nombre y la fama del productor y guionista español Álex Pina estará por siempre unido al título de su más famosa creación: La casa de papel. Un éxito también ligado a Netflix y que tratará de emular con su más nueva apuesta bajo el alero de la plataforma: Sky Rojo.
Una serie que llega casi un año después de que debutara por el servicio de streaming White lines, creación un poco deslucida de Pina donde unió fuerzas con el productor británico Andy Harries (The Crown) para mostrar una crónica de suspenso ambientada en Ibiza.
Con Sky Rojo el realizador continúa en suelo español, mejor dicho en otra de sus islas, para mostrar una historia donde se atreve a mezclar el drama y el suspenso con ingredientes más controvertidos como la explotación sexual, la violencia y el humor negro.
Una receta no apta para todo público, pero que promete un adictivo recorrido para quien se atreva a aceptar su invitación de conocer en ocho capítulos -de casi media hora cada uno- la historia de Coral (Verónica Sánchez), Wendy (Lali Espósito) y Gina (Yany Prado).
Tres mujeres de distintas nacionalidades y experiencias de vida que coinciden en Las Novias, el prostíbulo que regenta en Tenerife el irónico e inmoral Romeo (Asier Etxeandia), con la ayuda de los hermanos Moisés (Miguel Ángel Silvestre) y Christian (Enric Auquer).
Tres mujeres y un accidente
Las cuales, en medio del sometimiento y el abuso a las que su actividad laboral expone cada día, lograron establecer una fuerte amistad, que combina sus muy diferentes personalidades y las empujará a cometer el crimen que cambiará su destino.
El que se empieza a tejer horas después de que Romeo enterrara a su esposa en el cementerio local, cuando la cubana Gina concurre a su oficina para saldar la deuda que tiene con él y así tener de vuelta el pasaporte que le permitirá recuperar su libertad.
Sin embargo, él no está dispuesto a perderla y le dice que nunca tendrá su documento de regreso. Esto lleva a la joven a la desesperación y a atacarlo. Pero el proxeneta responde con violencia y los gritos de ella llaman la atención de sus amigas, quienes la defienden.
Una pelea que culmina con la española Coral golpeando a Romeo en la cabeza, quien termina en el suelo, tirado sobre un gran charco de su propia sangre. Al creerlo fallecido, las amigas escapan del burdel no sin antes provocar accidentalmente otra muerte.
Desde ese momento, comienzan una desesperada carrera para escapar de Moisés y Christian, a quienes envió Romeo -quien no murió, pero quedó con la mitad del cuerpo paralizado- para traerlas de vuelta y así el mismo cobrar venganza.
Una apuesta arriesgada y ágil
Pero Sky Rojo es más que su desesperado escape por Tenerife. Es también la revelación de sus dramas y sueños, con Coral escondiéndose en el burdel de un problemático pasado, Gina luchando por su hijo y la argentina Wendy juntando dinero para ayudar a su novia.
Lo que se va conociendo a través de la narración en el presente, como también por el relato en off de sus protagonistas y la serie de flashbacks que se van presentando a lo largo del espacio. Dos recursos ya usados por Pina tanto en La casa de papel como en White lines.
Los que acá son parte de un relato más frenético, donde son esenciales las actuaciones, con roles al filo de la exageración, de Verónica Sánchez, la también cantante Laly Espósito y Miguel Ángel Silvestre y Enric Auquer como los feroces y algo torpes hermanos.
Donde tampoco se pueden obviar comparaciones con la estética y el tipo de violencia de las cintas de Tarantino, y además juegan un rol clave las canciones de su banda sonora, que incluye a Los Hombres G, Celia Cruz o al grupo Ginebras versionando Con altura, de J Balvin y Rosalía.
Una “road serie” que Pina y su mano derecha en esta riesgosa aventura, Esther Martínez Lobato, bautizaron como pulp latino, y que con seguridad, gracias a su ritmo, desfachatez y calidad técnica y dramática, se convertirá en un éxito entre el público adulto de Netflix.