“¿Y si la oscuridad fuera un lugar?”, fue la pregunta que Leigh Bardugo se hizo antes de escribir la primera de sus novelas, Sombra y hueso. Un libro que hizo literal la sombría metáfora de muchas fantasías y dio inicio a una trilogía que se convertiría en superventas.
El primer volumen de la saga literaria enfocada en el público joven adulto, bautizada como trilogía Grisha, que casi 10 años después de su publicación llega a Netflix convertida en una serie, que lleva de las páginas a la pantalla las aventuras de su joven protagonista.
Es así como a lo largo de sus ocho capítulos se conoce la historia de Alina Starkov (Jessie Mei Li), la chica que creció en el orfanato de Keramsiv entre las burlas de los otros niños, quienes siempre le hacían notar que era mitad Shu Han, un pueblo al sur de Ravka.
Este último es un reino, similar a la Rusia del siglo XIX, que además colinda al norte con el territorio de Fjerda y en cuyo ejército Alina trabaja como cartógrafa, mientra su mejor amigo desde la infancia, Malyen Oretsev (Archie Renaux), es uno de los mejores rastreadores.
Y es una misión militar, a la cual Alina se une con un engaño, la que llevará a la muchacha a descubrir un poder que cambiará su existencia. Una empresa en la cual un grupo de soldados y grishas -personas que manipulan la materia- deberán cruzar la Sombra.
El nombre de la barrera en la que Bardugo hizo tangible el concepto de oscuridad y que nació del poder de un antiguo grisha. Una misteriosa “pared” de tinieblas que dividió a Ravka en dos y que oculta en su interior a terroríficas criaturas conocidas como volkras.
Una combinación de novelas
Pero el gran cambio de la serie, que nació de la mente de su creador, Eric Heisserer, y obtuvo el visto bueno de Bardugo, es que toma como inspiración la novela Sombra y hueso y la combina con los protagonistas y algunos hechos de la duología Seis de cuervos.
Los libros de la misma escritora que se ambientan algunos años después, en la ciudad de Ketterdam, y cuyos protagonistas encabeza el joven criminal Kaz Brekker, quien en la renovada mirada de Heisserer decide aceptar un millonario, pero peligroso trato.
El que llevará a Kaz (Freddy Carter) a cruzar la Sombra junto a Inej (Amita Suman) y Jesper (Kit Young), para encontrar a la persona por la que recibirá una recompensa. Casi al mismo tiempo que la expedición del ejército de Ravka se convierte en testigo de algo extraordinario.
Ya que luego de que los atacaran los volkras en la Sombra, y que Mal quede herido, del cuerpo de una desesperada Alina emana una fuerte luz que elimina a las criaturas. Esto porque ella es realmente una grisha y no cualquiera, sino que la mítica Invocadora del Sol.
Un don que hace que el General Kirigan (Ben Barnes), el más poderoso de los invocadores conocido como El Oscuro, la tome bajo su protección y la envíe al Pequeño Palacio, donde la presentan ante el rey y comienza la instrucción para dominar su poder.
Aventura, fantasía y peligro
En lo que es solo el inicio de una aventura marcada por la fantasía y la aventura, como también por tentaciones muy peligrosas, enfrentamientos con armas y con magia, y el encanto de un nuevo mundo que es interesante tanto para jóvenes como adultos.
Donde no solo fue acertada la elección de Heisserer y Bardugo de unir novelas del denominado Grishaverso, como fue bautizado el más conocido trabajo literario de la autora estadounidense, sino que también la selección del efectivo elenco de Sombra y hueso.
El que mezcla a actores menos conocidos, como la actriz inglesa Jessie Mei Li, con figuras como el también británico Ben Barnes, quien saltó a la fama como el Príncipe Caspian de Las crónicas de Narnia y acá encarna a un Kirigan que es tan peligroso como seductor.
Sin olvidar la acabada puesta en escena de los ocho capítulos que componen la primera temporada de Sombra y hueso, que combina los uniformes y decorados de la Rusia zarista del 1800, con la atractiva decadencia de la cosmopolita y misteriosa Ketterdam.
Una nueva y recomendable adición a la abultada oferta de títulos inspirados por novelas para jóvenes adultos -o simplemente YA en inglés, por young adults-, que se eleva por encima de varias de esas producciones, gracias a su trama, ambientación y actuaciones.